☽ Capítulo 27 ☾

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Nate se quedó dormido en algún momento, agotado por el llanto. Se despierta desorientado, aunque en un instante se relaja al percibir a Kuro a su lado. También olfatea su aroma a champú, que no le desagrada para nada, a pesar de que preferiría encontrar la esencia del humano bajo la artificial. Le molesta no haberla hallado todavía. El olor de los betas no es tan distintivo y enfático como el de los alfas, pero lo tienen. Sin embargo, Kuro jamás huele a otra cosa que no sea productos de aseo. Clava su nariz en el cuello del beta y respira profundo.

—Oh, estás despierto.

Kuro deja el manga perturbador que estaba leyendo sobre el buró para abrazar a Nate. Las mantas los separan: el omega está cobijado mientras que el beta reposa sobre ellas.

—¿Por qué no te tapas? —se queja Nate, pidiendo indirectamente que se meta a la cama con él.

La comisura de Kuro se catapulta hacia arriba.

—Veo que se te fue el susto.

Nathan se amohína al recordar a la horrenda criatura chupando su mano. Todavía la tiene roja de tanto restregársela con jabón.

—¡T-Tengo miedo! ¡Era horrible, con esos ojos naranjas y esa lengua negra... y-y chupó mi mano con esa lengua! ¡Ugh! —Se pone pálido de la descompostura y el pavor. El rostro de Kuro también muta, pero a uno desolado.

—Pensé que estarías feliz —se lamenta.

—¿Feliz? —inquiere Nate, una sombra de incertidumbre cae sobre su rostro.

—¿No te gustó mi regalo?

Su expresión se complejiza.

—¿A qué te refieres?

Kuro toma su mano y con sus dedos hace girar el anillo con el cristal rosa en su anular. Nate entiende de inmediato y se le escapa un suspiro involuntario. Por algún motivo sintió un hormigueo en el cuero cabelludo y el cuerpo rígido, como si se estuviera electrocutando. Se apresura a explicarse.

—¡Por supuesto que me gustó tu regalo! ¡Me hizo muy, muy feliz!

—Entonces, no quiero verte llorar, ¿uhm? —El aire luctuoso de Kuro se disipa y vuelve a su natural talante entusiasta y luminoso—. No tienes que preocuparte, nada ni nadie te hará daño. Ahora duerme, yo te cuidaré.

Nate se hace una bolita y se recuesta contra él. Asiente con timidez. De repente, se hace hiperconsciente de sí mismo y de la situación.

Están solos. Los dos solos en el cuarto de Kuro. En la cama. Los demás están encargándose de investigar y custodiar el castillo. Nadie vendrá a molestarlos. Además, Kuro ha cerrado la puerta con llave para evitar el paso de criaturas indeseables.

Las mejillas de Nate se caldean. Esta sería una maravillosa ocasión para tener sexo... si no estuviera tan aterrorizado por los vrykolakas. Si había uno en su cuarto, podría haber muchos más en el castillo... ¡cientos, miles!

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora