☽ Capítulo 4 ☾

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Una sensación de surrealismo y extracorporalidad me embarga

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Una sensación de surrealismo y extracorporalidad me embarga. Mi cabeza se atiborra de maldiciones al Universo por las piedras —peñascos— que nos pone en el camino. Una parte muy pequeña de mí, la optimista, piensa en la posibilidad de un cuadro de hemorroides. Me entusiasmo durante los efímeros segundos en los que me creo mi propia mentira.

Hace días que no tengo apetito. ¿Cómo pude ser tan despistado? Mi cuerpo solo se ha estado depurando para el estro. Ha pasado tanto tiempo desde mi último celo que mi psiquismo acabó por botar todo lo relacionado con el mismo a la papelera de eventos infortunados.

No debí haber dejado los inhibidores.

Gotas de sudor helado resbalan por mi frente. ¿Por esto Izuru insistió en revisarme? Aunque fue Moon quien lo solicitó primero...

Me muerdo el labio, agitado por el pánico.

—Huele a sangre.

Doy un salto por la sorpresa. Como aún llevo los pantalones por las rodillas mi movimiento se atasca, pierdo el equilibrio y caigo encima de un arbusto de manera patética. Dos aros de un color rojo brillante me observan desde arriba. Las ropas y el cabello de Moon son tan negros, y su piel tan pálida, que en un primer momento creo ver un rostro fantasmal levitando en la oscuridad.

—¡N-No hagas eso! ¡Eres muy aterrador a veces, ¿sabes?!

Moon me levanta como si fuera un simple muñeco, me arroja sobre su hombro y camina de vuelta al claro conmigo a cuestas mientras pataleo. Mis nalgas sienten el frescor del aire, pero toda mi piel hierve por la vergüenza. El alfa me acuesta en el suelo, sujeta mis dos tobillos y los levanta dejando mis partes nobles completamente expuestas.

—¡¿Qué haces?! —chillo, ahogado en humillación.

—¿Viniste en estas condiciones? ¿Estás malditamente loco?

—¡No lo sabía! ¡No estaba así cuando dejé la manada!

—Joder, Hazel... ¡estás sangrando en la puta guarida de una horda de vampiros!

Las lágrimas se apelotonan en las esquinas de mis ojos.

—¡¿Cómo iba a saberlo?! ¡Mi ciclo se cortó con los inhibidores, jamás hubiera sabido cuándo volvería después de dejarlos! —Me zafo de sus garras y retrocedo con el resentimiento impreso en mis facciones. A pesar de que mis manos se sacuden sin control, consigo subirme los calzones húmedos y los pantalones.

—Levántate. Volveremos a Arvandor.

—¿Qué? ¿Y qué sucederá con los vampiros?

Levántate.

La culpa me corroe.

—¡No podemos dejar todo en estas instancias! Ya estamos aquí, mi celo llegará pronto, pero aún faltan algunos días. Izuru dijo que no les tomaría mucho someter a los vampiros, tenemos tie...

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora