☽ Capítulo 24 ☾

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—¿No quieres saber cómo fue la reunión?

—Sé cómo fue la reunión.

La noche sin luna asola el corazón de Ouran. O tal vez es la horrible sensación de desengaño. Seth se recuesta sobre un tronco mientras él sigue perforando con sus flechas los blancos desperdigados por el bosque. Todas han dado en el centro.

—Entonces, ¿cómo crees que fue la reunión? —pregunta Seth.

Tuc. Una flecha erra el blanco y se ensarta en un pino.

—¿Raegar ya planificó su suicidio justificado? —adivina.

Seth suelta una risa desabrida.

—Algo así.

Ouran mira hacia la nada hasta que los grillos y las respiraciones comienzan a hacerse audibles. Agarra otra flecha del carcaj y la contempla como si fuera la primera vez que tiene una en las manos.

Si un clavo saca a otro clavo, ¿podría esa flecha arrancar la podrida que le lanzó Cupido?

—El cabello blanco te queda bien.

Ouran se gira hacia su hermano con las mejillas rociadas de lágrimas.

—¿En serio?

—Lo juro —asegura Seth con una sonrisa de oreja a oreja—. Eres terriblemente sexy. Si no tuvieras mi sangre, estaría loco por ti.

La expresión de Ouran pendula entre el horror y la diversión.

—¿Eso dices siempre frente al espejo?

—¿Cómo lo supiste?

Acomoda la flecha en el arco y tensa la cuerda, endereza la espalda y alza el mentón en una postura profesional. Tuc. Esta vez retorna a la buena racha y otro blanco acaba espetado.

—Es jodidamente injusto —sisea, su odio depositado en el nuevo blanco que tiene en la mira—. Lo que te hace a ti... Lo que nos hace a todos. Es asqueroso.

A la mierda con los que afirman que, si amas a alguien, debes hacerlo tanto con sus virtudes como con sus defectos. No es agradable amar algo que está mal, en cualquiera de los sentidos posibles. Si caes por lo peor de una persona, estás condenado a menearle la cola aunque aparezca cubierta de sangre ajena y a perdonar sus pecados por estupidez más que por indulgencia. Ahora que despertó de su largo letargo, está decidido a cambiar las cosas, a dejar de ser tonto como una paloma.

Solo que, a veces, parece no estar tan decidido. Especialmente cuando Raegar está a la vista. Lo frustra ser tan débil ante alguien tan canalla, pero es que también ama esa parte de él.

—Raegar ha elegido su destino —dice Seth. Su sonrisa ha desaparecido—. Es hora de que elijas el tuyo.

Algunas lágrimas caen y se pierden entre la hojarasca del suelo. A Ouran no le avergüenza quebrarse frente a su hermano, después de todo, él siempre fue el inmaduro y llorón y Seth el fuerte y genial. Joder. Raegar debería haberlo enviado a Lurmistha en su lugar. Jamás se hubiera enamorado de Hazel, y sin el amor de por medio tal vez nadie habría muerto. Quién sabe. De todas maneras, preferiría haber muerto en lugar de su hermano.

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora