☽ Capítulo 13 ☾

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Territorio sudeste de Haera, Arvandor.


Hazel

Despierto. O eso creo. Las pesadillas y el mundo real ya no poseen diferencia alguna para mí. Cada vez que abro los ojos, me encuentro inmerso en un escenario macabro distinto y temo volver a pasar por lo mismo en esta ocasión. La desesperación por hallarme perdido, desorientado y lejos de Moon me aborda antes que cualquier otro estímulo de mi entorno. Respiro con bocanadas de aire que pronto me marean, observando nada en mi esfuerzo por mirar todo al mismo tiempo.

—Moon... —gimoteo, muerto de miedo. Soy apretado por algo y grito solo por reflejo. Ya no puedo huir, ni aunque así lo desee.

—Soy yo, amor mío...

Mis ojos se empañan ante aquella voz tan añorada, suave como la caricia de una pluma. Son sus brazos los que me envuelven, como los cabos que un buque necesita para no naufragar.

Estoy en Arvandor. En nuestro cuarto. Moon se halla a mi lado, bendiciéndome con su calor y su aroma familiar.

Mi alfa. Mi hogar.

Familia.

Moon besa mi entrecejo y barre las lágrimas que comenzaron a caer mientras yo me abismo en su sonrisa y orbes afables.

—¿Eres real?

Por un momento temo que desaparezca como el Moon que me guio en el Laberinto de Creta, o que su piel mude como la de una serpiente y emerja del interior algún monstruo del infierno. Pero nada de eso sucede. Cuando apoya su frente contra la mía y su marca de Arcano entra en contacto con mi piel, siento chispazos y veo colores. Una plenitud divina ampara mi alma: es su espíritu rodeándome. Al fin me siento despertar. No es una pesadilla ni una ilusión, mi Arcano está aquí, y es todo lo que deseo, es todo lo que necesito. No hay tribulación que pueda superar mi amor por él, pues llena todos mis huecos y me hace poderoso. Lo abrazo y mi pesar se derrama en forma de llanto. Ya no hay lugar para el miedo en mi alma saciada.

—¿Me extrañaste? —pregunta con un matiz risueño.

—¿Extrañarte? —Río—. Siempre estás en mi corazón, ¿cómo podría?

Me apretuja un poco más y mis pulmones se quejan tanto como mi corazón grita de júbilo. Ojalá pudiera fundirme en sus brazos.

—¿Quién es el Victor Hugo¹ ahora? —bromea.

—Cualquiera podría serlo con una musa como tú.

—Si estás intentando enamorarme, no te esfuerces en vano. Quizás no lo sepas aún, pero ya estoy a tus pies.

Río y lo beso. Puede que sea nuestra primera conversación genuina, porque esto es lo que somos, lo que añoramos y lo que estamos destinados a ser. Amantes. Compañeros. Familia.

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora