《𝐀𝐁𝐑𝐀𝐊𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 #𝟐》
Luego de descubrir de la peor manera el secreto de su Arcano, Hazel se prometió a sí mismo dejar de hacerlo enojar. Debió haber sabido que la paciencia jamás encajaría entre sus virtudes.
Moon se resiste a abrirse...
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Dibujito de nuestro rey antes de empezar ♥
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El shock me aturde. Por un instante me siento completamente solo, varado en una nada sin horizontes, como si la voz de Berkan hubiese hecho desaparecer una dimensión entera junto con mi cordura.
—No puede ser... —me oigo decir. Sueno a kilómetros de mí—. Ellos... están vivos.
Aunque lo ponga en palabras, sigue sabiéndome irreal. Debería ser una noticia esperanzadora pero... ¿qué tan esperanzador puede ser que aquellos que fueron mi manada y compañeros de vida se encuentren cautivos en la madriguera de los vampiros? Recibiendo oleadas astronómicas de radiación, padeciendo torturas inconcebibles, obligados a vivir en condiciones brutales...
Y esos wendigos que aparecieron...
Niego con la cabeza.
Cuando el bosque umbrío vuelve a materializarse a mi alrededor, estoy sentado en el suelo y recostado sobre el pecho de mi Arcano. Algo está diciéndome. No puedo entenderlo, pero por su rostro perturbado estimo que no debe ser nada bueno. Taro e Izuru se encuentran arrodillados a mi lado, sus bocas se mueven dejando salir palabras mudas mientras intentan algo conmigo.
"¡Reacciona!" leo en sus labios. No puedo hacerlo. Lo único que se agita en mí es mi corazón, que se desmanda cuando atisbo una cuarta presencia entre las sombras del bosque. La figura de una persona encapuchada se asoma entre los árboles, sus límites apenas se distinguen de la oscuridad debido a la túnica negra que lleva encima. ¿Quién es? ¿Qué es lo que quiere? Intento advertirles a mis compañeros, pero mi voz se resiste a salir de mi garganta, así como mi cuerpo se niega a responder y mis oídos a escuchar. El encapuchado sonríe y la desesperación acaba por deshilachar mis nervios.
«¡Cuidado!» chillo internamente en un intento de llegar a mi Arcano a través del lazo. «¡Hay alguien ahí! ¡Moon!»
Mis manos comienzan a temblar violentamente y mis piernas a sufrir espasmos incontrolables. Moon me aferra con fuerza, completamente ajeno a mis advertencias y sumido en su propia angustia.
