☽ Capítulo 12 ☾

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Territorio noreste de Haera, Vlaeth

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Territorio noreste de Haera, Vlaeth.

Dubrak

Lo sentimos en el momento en que pisamos la tierra húmeda y fértil de Vlaeth: el olor aguardentoso y la presión hirviente sobre el cuerpo. Magia negra.

Furiosa y abundante magia del bajo astral, posiblemente atraída por una energía más insidiosa y difícil de captar: magia del Infierno.

Llegamos tarde. Otro portal acaba de abrirse, aunque quizás aún estemos a tiempo de rescatar al omega.

Corro a la par de Raegar Wealdath. El sotobosque es espeso como el aire, pero eso no lo detiene, ni siquiera parece afectarlo u obstaculizarlo. Solo somos nosotros. Las alfas antipáticas se quedaron atrás esperando a Kantaro Mobarak e Izuru Rhoslyn, que deberían estar llegando de Zyur luego de acompañar a Velaarn en su duelo.

A Raegar no le importa demasiado meterse en la trampa del enemigo completamente desprotegido. El amor te hace estúpido.

—Raegar, si no tienes cuidado, acabarás como hace un siglo. No pienso cuidar tu trasero en tu lugar.

—No tienes que cuidar el mío, solo el de Hazel.

Mi ojo late. ¿Qué diablos significa eso? Mi molestia se disipa con rapidez al notar la quietud que nos envuelve. No se oyen ni ven animales, extraño para un bosque y en plena noche. El aire tampoco corre. Es como si estuviéramos metiéndonos en una catacumba. Incluso comienza a apestar a muerte.

Raegar ha llevado su espada desenvainada todo el recorrido, preparado para un ataque sorpresa, pero la sorpresa no nos llega en forma de ataque. Nos detenemos poco después de traspasar la entrada de Vlaeth en las profundidades del bosque. Raegar levanta la espada y yo llamo a la magia a las palmas de mis manos... pero nadie salta sobre nosotros.

—¿Qué diablos es esto? —susurro.

Un montón de personas se encuentran enfiladas en posición de adoración: los cuerpos aovillados, los brazos extendidos hacia adelante y la frente sobre la superficie fangosa del bosque. El hedor es especialmente intenso aquí. Raegar camina con precaución entre los "orantes". Hay varias decenas de ellos, y todos se encuentran orientados hacia un NiaDsyr rojizo con una puerta en el tronco. Toco a uno de los fieles con la punta del zapato. Como no reacciona, lo empujo y se derrumba con un golpe seco en el suelo.

Arrugó la nariz ante el semblante ceniciento.

—Están muertos...

Raegar ha levantado a uno de la ropa y examina su rostro ajado de cerca. Un segundo después, su propia cara empalidece, asemejándose a la del cuerpo que sostiene.

—¿Qué? —insto.

Suelta al muerto y revisa algunos cuerpos más antes de contestar.

—Es el líder de Vlaeth... bueno, era. Y algunos de ellos eran de Lurmistha, la antigua manada de Hazel.

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora