Emperatriz - Bellow Diamond

Capítulo 1

The garden

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🄰🄳🅅🄴🅁🅃🄴🄽🄲🄸🄰

• el siguiente contenido
muestra violencia
física y lenguaje
inapropiado
no apto para todo
público.

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En un hermoso jardín lleno de flores, decorado con elegantes arbustos, árboles gigantes que traían una suave y fresca brisa, y para delicia, llenos de frutos en ellos, mientras que otros eran decorados únicamente con pequeñas y hermosas flores, se encontraba una joven fémina de 17 años, de piel blanca bronceada, ojos castaños, quien observaba maravillada pequeñas aves y delicadas mariposas volar sobre el jardín.

— Así que aquí estabas.— se escuchó una voz al aire —. ¿qué haces aquí?

— Madre.— respondió con una sonrisa la princesa al voltear su mirada —. Creí que era obvio el porque estaría aquí.— reverenció a la mayor.

— Aún no respondes mi pregunta.— insistió la mujer mayor.

Esta vez la princesa sonrió avergonzada dirigiendo su mirada hacia los ojos de color ámbar de su madre.

— Extrañaba a mamá y su jardín me hace sentirla cerca.— contestó apartando la mirada.

El sonido de un suspiro acompañó el melodioso cantar de las aves, segundos después la princesa sintió las cálidas manos de su tutora sobre sus hombros.

— Yo también la extraño. –susurró la mayor.

En el hermoso Jardín cual perteneció a la emperatriz Evangeline Blue, se encontraban, quienes en aquel entonces fueron su esposa y su hija, Janet y Jodie.

— Cuéntame la historia otra vez, madre.– pidió la joven.

— ¿historia?, ¿qué historia? – preguntó la emperatriz girando su rostro hacia su hija.

La heredera al trono sonrió de lado a lado y miro a su madre.

— ¿cuál más, madre? La historia de cómo se conocieron mamá y tú.– respondió Jodie llevando su cuerpo hacia un árbol sentándose al lado del gran tronco.

— ¿otra vez? — preguntó la emperatriz alzando ambas cejas —. La he contado muchas veces... ya te la debes de saber de memoria.— continuó con un tono suave en su voz al caminar hacia donde se encontraba la menor.

— Por favooor.— sostuvo el sonido de la O viendo como su madre se sentaba al lado suyo.

— ¿por qué? — preguntó de manera dulce al acariciar el cabello de la princesa.

— Porque es una historia tan hermosa que debería ser escrita para que la gente conozca el verdadero amor.— chilló con gran admiración y adoración en su voz.

La emperatriz suavemente rió.

— Preferiría mil veces volver a contarte esa historia a ti que a muchos desconocidos.— admitió la mujer de cabelleras rubia.

— ¡perfecto! — sonrió la princesa tomando la mano de su madre entre las suyas —. Cuénteme una vez más la historia para que sólo falten novecientas noventa y nueve veces restantes.

La emperatriz rió derrotada negando levemente con la cabeza.

— Esta bien, esta bien.— relamió sus labios — ¿Por dónde debería empezar? — preguntó llevando su otra mano a su mentón.