Capitulo 10

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Under enemy's eye

El silencio las acompañó nuevamente, el sonido del viento correr por los árboles les fue cómo una suave y agradable música relajante.

La calidez acarició su corazón cuando pensó en el hecho que Evangeline la había buscado para encontrar consuelo con ella, la había buscado para contarle lo que le estaba afectando, lo que la estaba asustando.

Respiró hondo mientras apretaba un poco más sus cuerpos, estaban compartiendo calor mutuamente, Evangeline nuevamente tenía su cabeza arrecostada sobre el hombro de la soldado, abrazándose a la otra, a ambas les gustaba compartir ese contacto físico, era algo que acababan de descubrir.

No iba a dejar sola a la princesa, iba a cuidarla aunque le costara su vida, necesitaba ser nombrada primero, así podría ofrecerse para ser algún tipo de guardia personal, no le faltaba mucho para la investidura así que pensaría con más detalle ese plan improvisado de cuidar de su alteza real después.

— Es tarde...— escuchó hablar a la princesa.

— Quizás lo es.— respondió.

Evangeline se aferró al cuello de Janet, mientras que la soldado aferró sus brazos al rededor de la cintura de la princesa, ninguna quería soltarse, era como si sus cuerpos ya estuvieran acostumbrados a estar juntos, a sentirse, a tocarse, la calidez que sentían con la otra la estaban sintiendo por primera vez en sus vidas... pero les parecía una sensación tan familiar como si lo hubieran hecho toda su vida.

— No quiero volver...— susurró, sintiendo su voz volver a quebrarse.

— Sé que no.— suspiró, no sabía que hacer para ayudar a su alteza real.

Por un momento deseó que su vida fuese diferente, quizás tener más dinero o poder, para que tuviera las posibilidades de ayudar a su alteza real y no solo quedarse ahí esperando a que todo mejore, dejándola a su suerte de brazos cruzados.

Un pequeño rombo de color azul brillo en el pecho de la morena, lo que causó que su alteza real se apartara de abrazo y tomara con su mano un pequeño y hermoso collar que llevaba en su cuello.

— Debo irme...— susurró, apartando sus manos de los hombros de la soldado.

— ¿Tan pronto? — preguntó, deseando quedarse un poco más.

Evangeline rió suavemente, llevando el profundo azul de su mirada hacia ese hermoso par de ámbar.

— Janet, va amanecer dentro de tres horas...— sonrió.

Esa sonrisa que la princesa le regaló le provocó una combinación de amargura y afecto en el pecho, a ella le estaba doliendo todo y de igual forma podía ofrecerle una hermosa y cálida sonrisa.

Así que se prometió así misma de proteger a Evangeline, cueste lo que cueste sobre todo lo que tenía, le entregaría su servicio y su vida al único ser humano que lo merecía.

Se tomó el atrevimiento de acariciar la mejilla de la princesa, deslizando su pulgar sobre aquellos rastros de lágrimas que habían sobre las mejillas morenas de su alteza real.

Evangeline ladeó la cabeza en dirección de la mano que Janet tenía sobre su mejilla, le agradaba demasiado la sensación que le provocaba sentir su piel, su tacto, sentirla cerca suyo, sabía que estaba preocupada por ella, que no lo hacía por mero compromiso u obligación.

— La acompañaré al palacio... o lo más cerca al palacio.— ofreció, sonriendo.

— No es necesario, puedo ir sola.— respondió, llevando su mano sobre la mano de Janet —. Ya has hecho suficiente con pasar toda la noche conmigo.— frunció ligeramente sus labios antes de suspirar.

Emperatriz - Bellow DiamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora