Capítulo 6

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Be quiet

Escuchó como las voces y el fuerte sonido de pisadas metálicas desaparecieron por las calles de la capital, siendo esa la única manera de que la princesa la soltara.

- Su alteza.- reclamó sin aliento.

- Guarda... silencio.- susurró.

Ambas se miraron a los ojos, su evidente respiración errática les confirmó que ese último beso fue incluso más largo y a su vez desesperado, Evangeline bajó la mirada al labio inferior de Janet, estaba sangrando, había aplicado demasiada fuerza al morderla.

- Alguien venía hacia acá.- susurró llevando una de sus manos a su boca.

- Lo sé.- confirmó desviando la mirada hacia la entrada del callejón -. Era la guardia real.- arregló su cabello y su caperuza.

- ¡¿Qué-

Evangeline cubrió la boca de Janet, mirándola con el ceño ligeramente fruncido, pero la soldado empezaba a perder el color de su rostro, la guardia real estaba buscando a su alteza real la hija del emperador, y ella estaba con la princesa.

- Guarda silencio, por el amor de Dios.- la albina bufó -. De no haber sido por eso.- señaló con sus dedos los labios de la solado haciendo un pequeño círculo imaginario -. Nos hubieran visto.

El rostro de Janet se enrojeció de la vergüenza, pero sus ojos se entrecerraron mientras abrió la boca sintiéndose ofendida al mismo tiempo.

- ¿Entonces me arrastró hasta acá y me besó para esconderse de la guardia real? - preguntó cruzándose de brazos.

- Veo que después de tantos golpes ese cerebrito sí funciona.- sonrió de lado, tomando a Janet del brazo nuevamente para sacarla del callejón.

Caminaron por las calles de la capital, tratando de no llamar la atención, aunque Janet sentía que habían ojos persiguiéndolas por todo lados, se estaba volviendo paranoica, creía oír cosas que realmente no estaban ahí.

Evangeline guiaba el camino con una gran facilidad que la dejó sorprendida, conocía las calles como la palma de su mano, mientras ella siendo una soldado le había tomado algún tiempo ubicar bien las direcciones.

El creciente calor anunciaba que el medio día se acercaba, lo que la hacía empezar a sudar, la princesa se detuvo de golpe haciéndola casi chocar con ella, trató de observar con claridad a su alrededor, tratando de encontrar algún guardia real por algún lado, pero no había ninguno cerca, solo algunos jornaleros.

- ¿Princesa? - preguntó en un suave susurro cerca de la oreja de la morena.

- Vete.- ordenó sin voltear a verla.

- ¿Qué? - respondió, buscando tomar la mano de su alteza real.

- Cállate y obedece, Janet. Vete ahora.- advirtió inclinando la cabeza hacia abajo antes de suspirar -. Nos veremos en la cantina dos horas después de la puesta del sol, búscame en algún lado de las esquinas.- apartó su mano de la de Janet, caminando de forma apresurada en dirección hacia un callejón.

Janet frunció el entrecejo sin lograr comprender, respiró hondo antes de ir hacia el callejón, sin embargo, no llegó lo suficientemente rápido para encontrarse con la princesa, observó todo el callejón, pero sintió un inesperado y fuerte dolor en la parte trasera de su cabeza que le provocó su vista se volviera completamente borrosa, siendo esa la razón de que perdiera la consciencia.

«Su alteza...» pensó Janet antes de sentir su cuerpo perder el equilibrio.

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Emperatriz - Bellow DiamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora