Capítulo 15

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Aya: Persona que en una
casa acomodada se encargaba
del cuidado y educación de
los niños.

Durante su estadía en el castillo al noroeste del imperio, había recibido muchísimas cartas de parte de su soldado favorita, a veces le escribía poesías y cuánto la extrañaba, otras veces le escribía sobre su día y cómo se sentía.

Para su desgracia, no tenia oportunidad de responder a las cartas de Janet debido a la curiosidad de ambos hermanos Hammond, aunque Megan entendería con cierta dificultad a guardar el secreto, Dylan se convertiría en un dolor de cabeza.

Me encantaría recibir alguna
respuesta de su parte, su alteza.

¿Hice o dije algo que la molestó?

«No, por su puesto que no, mi querido sol...» respondió en sus pensamientos a lo que leía en una de las cartas.

Ahora entiendo cómo se sintió
cuando al principio yo no
respondía a sus cartas.

Hacerlo pierde su esencia
especial cuando no hay
respuesta alguna.

«Me encantaría sacar eso de tu mente, mas no me es posible o fácil hacerlo a través de las cartas a las que nos acostumbramos a hablar»

Ojalá pudiera encontrar las
palabras adecuadas para
expresarme y poder explicar
cuántas veces he pensado en
usted, la extraño muchísimo.

Cada vez que veo una puesta
de sol o la hermosa luna, usted
aparece en mi mente como si
estuviera perfectamente
dibujada en mi imaginación.

¿Se sorprendería si le dijera
que mi corazón duele con el
anhelo y desesperación de
volver a tenerla entre mis
brazos, de poder besarla en los
labios, mirarla a los ojos como
si estuviera viendo el mágico
y eterno cielo nocturno, de ver
ese hermoso brillo en ese
perfecto océano que me regala
constelaciones inolvidables?

La extraño, su alteza y no
importa cuanto escriba,
nunca encontraré palabras
suficientes para expresar
lo que siento por usted.

La princesa Evangeline a veces se debatía si debía seguir leyendo las cartas que le enviaba la soldado Janet con el pasar de los días.

Sus deseos de tener a su rubia favorita cerca suyo aumentaban con cada palabra que leía.

Cada letra escrita a mano sobre papel hacia que su corazón enloqueciera.

Si estamos usted y yo bajo
la misma luna, bajo
las mismas estrellas y bajo
el mismo sol, estando todos
ellos bajo el mismo cielo.

Todo esto me hace preguntarme,
¿Qué nos impide estar juntas?

Si puedo encontrarla entre todos
estos atardeceres, cada estrella,
cada noche que observo a la
luna.

¿Qué nos impide estar juntas?

Mi cuerpo siente la falta de
calor por su evidente ausencia,
me hace sentir una indiferente
soledad abrazándose a él.

Emperatriz - Bellow DiamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora