2. I lay my love on you

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- Así que... una canción por día - Rosé asiente mientras sopla su taza de café negro antes de darle un sorbo y poner cara de asco. Se recuerda internamente no volver a hacerle caso a su profesora de Yoga. "Lo adorarás" había dicho... pero todo lo que hacía era asquearla más. Tenía que haberle hecho caso a Lisa cuando dijo "Rosie, eres una chica de té, por mucho que odies esa costumbre inglesa".

- ¿Me estás escuchando? - levanta la mirada cuando observa a los dedos de Jennie chasquear delante de su rostro y sonríe a modo de disculpa, porque realmente no quiere decirle que ha vuelto a perderse en sus pensamientos y Lisa ha vuelto a aparecer en ellos. - ¿Has escuchado todas? - su amiga parece ignorar su falta de atención así que se centra esta vez y niega con la cabeza. - ¿Cómo puede ser eso posible? ¿No tienes curiosidad?.

Rosé lo piensa un instante mientras observa la taza de café que no quiere beberse y se encoge de hombros. - Lisa dijo que podía escuchar una canción al día...

- ¿Y tú vas a hacerle caso? - Rosé mira a Jennie con el ceño fruncido y no sabe realmente qué contestar.

Ella podía haber tomado todas las cintas y haberlas escuchado de una sentada la noche anterior... Sin embargo, ha seguido las indicaciones de Lisa y no encuentra explicación para eso... Así que simplemente trata de preguntárselo en ese momento y sigue sin obtener respuesta. Repasa en su mente todas las veces en las que Lisa ha llevado la voz cantante en su relación y se sorprende encontrando que la respuesta es "nunca". Es más, puede recordar que fue ella quien dijo "Me gustas" y aquellas dos palabras cambiaron su relación de repente.

- ¿Rosé? - Jennie bate su mano frente a su rostro y la rubia simplemente se encoge de hombros.

- Supongo que debo darle algo de crédito por esta disparatada idea.

- ¿Cambiará eso tu decisión?. - Rosé niega con la cabeza rápidamente aunque en el fondo se reprende a sí misma porque diablos... le habría gustado que su, todavía esposa, hiciera algo antes, mucho antes de que todo se desmoronara.

Rosé piensa en el momento en que todo se vino abajo y no encuentra un motivo concreto... Lisa jamás le había sido infiel, y estaba segura de que se querían y que ambas amaban a sus hijos... Pero Lisa tenía otras prioridades... y no es que ella no hubiera querido ponerle remedio, porque de hecho, lo había intentado varias veces en el último año, pero no conseguía hacer despertar a Lisa y de alguna manera eso hacía que su corazón se rompiera cada vez más.

Rosé rememora en su mente cada momento que la fue alejando de la mujer que pensó que sería el amor de su vida... Empezó como meras tonterías... Lisa tenía demasiado trabajo y ya no dejaba esas notas antes de irse, aquellas que estaban firmadas con su frase "En mi futuro, siempre estás tú" junto a cosas así como "Buenos días amor... hoy dormías como un ángel, en realidad lo haces siempre. Te amo, pasaré por los niños e iremos a buscarte. ¿Quizá podemos comer juntos?"

Lisa había dejado de comprar rosas para ella, o quizá marcar el espejo con su labial... Lisa había dejado de tocarla, de besarla tan asiduamente con la pasión que antes rebosaba en sus ojos... Lisa ya no le hacía el amor, prácticamente estaba agotada cada día... Lisa ya no tenía tiempo para ver una película o cocinar juntas, ni siquiera para ducharse juntas... vivía enterrada entre llamadas urgentes, miles de papeles y dibujos hasta en servilletas de restaurantes sin prestarle ninguna atención.

Rosé no quería ser una mala esposa... ella sabía que debía sentirse orgullosa de Lisa, de cada logro suyo... pero echaba de menos a aquella chica aventurera y altanera que conquistó su corazón. Aquella chica en la que se refugiaba en un mal día, aquella chica con la que pasaba horas y horas hablando de absolutamente nada con sentido...

30 SongsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora