26. The blower's daughter

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- ¿Dónde quieres que coloque esto? - pregunta Jisoo con un enorme ramo de rosas en los brazos.

- Por ahí estaría bien - dice la castaña señalando la mesa del salón.

Jisoo asiente y camina hasta dejar el ramo en la posición que ha señalado su hermana y dando un par de palmaditas confirma a la castaña que el trabajo está listo.

- Vaya... te has tomado muy en serio esto de sorprender a Rosie - dice divertida a punto de sentarse en el sofá pero Lisa la detiene antes de que aplaste los cientos de pétalos que hay desperdigados por el sofá y todo el salón.

- Cuidado - sonríe divertida. - ¿Crees que le gustará? - pregunta admirando el salón.

- Creo que te has pasado - Lisa forma un puchero con sus labios - pero eso es algo que Rosé ama - ríe haciendo a Lisa sonreír. - ¿Así que cuando venga...?

- Rosie irá por los mellizos cuando salga de trabajar. Planeo ir primero a la mansión para acomodar los últimos detalles y luego vendré corriendo hasta aquí a esperar. 

Jisoo asiente y sonríe ampliamente abrazando a su hermana. - ¿Quieres que te lleve?

- Eso sería genial. ¿Podemos ir en los dos coches? No quiero que nada seme olvide. - Jisoo asiente y ambas hermanas salen de la casa de Notting Hill dejando un beso en la mejilla de Amelia y se encaminan a la mansión Manobal.

Al otro lado de la ciudad, Rosé está atendiendo una llamada de teléfono importante de un cliente.

- Sí, señor. Tendremos lista la contra oferta antes del mediodía, una vez que usted nos confirme que está de acuerdo procederemos a enviarla al juzgado. - Hyeri entra batiendo su mano y Rosé le hace una señal de silencio. - Por supuesto, ganaremos este caso. Eso téngalo claro. - le guiña un ojo a su amiga y colega que se sienta sobre el sofá de cuero con una media sonrisa. - De acuerdo, me comunicaré con usted en unas horas. Hasta luego. - dice y cuelga la llamada.

- ¿Era el de esa empresa americana? - Rosé asiente. - ¿Y ahora qué quiere?

- Al parecer quiere que quede claro que la patente es suya.

- Ugh... el juez va a odiarnos.

- El juez ya sabe de qué pata cojean las dos partes. No te preocupes.

- Bien, porque no pienso volver a quedar con ese tipo, es un poco baboso. - Rosé suelta una risita y vuelve a sentarse en su silla.

- ¿Querías algo? - le dice a su amiga que asiente firmemente.

- Comer primero. - Rosé mira el reloj en su muñeca.

- Debo pasar por los niños al entrenamiento de baloncesto.

- Eso será como en tres horas, nos da tiempo ¿cierto? - la rubia asiente. - Bien, pues qué esperamos. 

Ambas abogadas salen del despacho de Rosé quien ya ha tomado su bolso y su teléfono. Mira por decimoquinta vez esperando algún mensaje de Lisa, y efectivamente lo encuentra. "Te amo, estoy deseando verte". Aquellas palabras la hacen sonreír, sonrisa que no pasa desapercibida por Hyeri.

- Amiga, el amor te está dejando idiota - le dice y Rosé la mira aún con esa sonrisa boba en sus labios.

- No sé de qué hablas - ríe divertida mientras camina junto a ella en dirección al restaurante más cercano.

Ya en el restaurante ordenan sus platos favoritos y esperan a que el camarero los sirva. Mientras tanto discuten sobre algunos temas de trabajo y cómo abordarlos cuando son interrumpidas por una llamada entrante.

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