CAPITULO 8
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"Pruébame dijo el veneno"En toda la noche sinceramente no pude pegar el ojo, tenía muchos pensamientos trataba de conciliar el sueño, me movía por mi cama por todos lados hasta que de tanto pensar pude hacerlo.
Ya habíamos salido de vacaciones y para que no me quedara sola mi madre me metió a trabajar en el restaurante donde ella trabaja, sería la mesera por que yo cocinando digamos que no soy la mejor, lo dude por un momento, no quería estar en el mismo lugar pero necesitamos el dinero y tuve que aceptar.
Hoy sería mi primer día estaba nerviosa nunca había trabajado por las exigencias de mi madre, no tenía idea de como sería
El restaurante era lindo y elegante, mi madre me enseñó el lugar y me dió algunas indicaciones me presento con los demás trabajadores y dios los demás meseros eran muy lindos casi de mi edad, mi madre me advirtió de no novios ya que no lo tengo permitido la edad que ella puso para poder tener uno era a los veinticinco lo sentía muy lejos
Ella se fue a la cocina, era la única chica entre los meseros...
— hola así que tú eres la nueva — el chico me sonrió
— si, mucho gusto —extendí la mano
— claro un gusto soy ramiro ¿y tú?
— ¡Taylor!
La forma en como me miraba me hizo sentir un poco nerviosa parecía como un príncipe ¿seré yo su princesa? — me golpeé la cabeza — boba no pienses en tonterías
El restaurante estaba hasta el tope de gente me sentía cansada ramiro me ayudó mucho, más tarde el gerente me mandó a atender a un cliente vip que estaba hasta el cuarto piso ya me dolían mis pies y tenía que subir las escaleras
Llegué casi de rodillas, en el vip solo habían cuatro personas, que aburridos pensé
Fui a la mesa cerca de la ventana...
— bienvenido, aquí está la carta cuando quiera ordenar estaré por aquí — me fuí
Miraba el lugar, si que el dueño invirtió mucho en este espacio, abajo era normal muy simple pero aquí arriba todo era totalmente diferente obras de arte por todos lados, un enorme candelabro de diamantes eso debió costar una fortuna, cuando me llamaron
— listo para ordenar — saqué mi libreta para apuntar el pedido
— amiga de eros ¿cierto?
Voltee a verlo, mis ojos casi se salían era el tipo que me exito en el elevador, traté de actuar normal — ¡ah! Tu eres su hermano cierto ¿Cómo está eros?
Me miraba de pies a cabeza —viéndote bien no estás tan mal
— ¿perdón?
— nada, quiero una botella de vino y el especial de la carta
— sí ¿y de postre?
— nada
— hoy tenemos muchos postres deliciosos el especial un rico pastel de chocolate ¿no gusta uno?
— ¡ya dije que no! odio lo dulce
En que planeta vive este hombre lo dulce es lo mejor del mundo entero
Después de unas horas traje su pedido, ya quería irme para abajo pero quisieron dejarme aquí, era peor que ir los domingos a misa, solo estaba parada esperando a ver quién llegaba o me necesitaba, después que un cliente se fue fui a limpiar la mesa, con mucho cuidado agarraba los platos no me quiero imaginar si se me quiebran me van a cobrar una millonada o peor correrme a mí o a mi madre