CAPITULO 32
+Cuando menos lo esperé evan abrió los ojos él acariciaba mi barbilla con su pulgar
— mi taylor
— no hables ahora solo intenta descansar
— ¿aún me amas?
Toqué su frente — aún tienes temperatura, iré por más hielos
Él me tomó de la mano — no te vayas por favor
— creo que será mejor que llame a tu mujer, debe de estar preocupada
— mi mujer eres tú, no necesito a nadie más
— pero bien que te la follas pero yo soy tu mujer
— no sabes lo que dices
— es más obvio tú y según mi mejor amiga me traicionaron, de ti pensé que habías cambiado pero me dolió más de ella que la consideraba como una hermana
— ¡taylor cállate! Solo por un momento es mucho pedir
Me callé, solo me senté a su lado dándole la espalda, podía sentir su mano tocandome, aún lo amaba pero me siento herida
— te ves muy hermosa aunque prefiero a mi antigua taylor
(Prefería ignorarlo)
Él se sentó como pudo — mírame
— ¡no quiero!
— quieres que te obligue a mirarme, aún no me conoces tan bien
— ¡y tú a mí tampoco! Como veo que ya te sientes mejor porque no te vas
— me tienes miedo
— por favor ya no le tengo miedo a nadie
Él me tomó de los hombros acostándome — entonces demuéstrame que no me tienes miedo
Él tocaba mis pechos los apretaba mientras mordía sus labios, cuando me toca mi piel se eriza, quería tocar mejor así que metió su mano bajo mi blusa quito mi sostén y los comenzó a masajear, había olvidado lo bien que se siente pero no hacia ninguna expresión
Él reía — ¡te estás aguantando cierto! Pues te haré explotar
Evan quito las sábanas, veía su hermoso cuerpo de piedra, lo dotado que estaba recuerdo cuando me daba miedo aunque me sigue intimidando
Me sentó en sus piernas agarró uno de mis pechos y lo lamía como si fuera su dulce favorito sus manos rodeaban toda mi espalda podía sentir como su amigo se empezaba a poner duro, lo tomaba de los pelos él era un poco agresivo con esos besos, tomó el otro haciendo lo mismo, extrañaba este sentimiento
Cuando terminó quito mis pantis, me comenzaba a sentir nerviosa, él introdujo su lengua en mi intimidad lamía sin parar, me tomaba de las sábanas él hacia magia conmigo, deje salir unos pequeños gemidos pero recordé que mi madre estaba aquí así que tapé mi boca, evan lamía todo de mí al mismo tiempo metía dos de sus dedos dentro de mí, estaba llegando a mi límite él lo hacía más y más rápido, decidí tomar una almohada y ponerla en mi rostro no quería hacer ningún ruido, cuando llegué a mi punto todo de mi salió, evan lo succionó
— ¡mi taylor eres tan deliciosa!
Aún no me sentía lista y como tenía la almohada en mi rostro no vi cuando él introdujo a su amigo adentro, me tomó por sorpresa, di un leve gemido, él quitó la almohada aventándola al suelo, me daba embestidas muy fuertes, me tomaba de sus grandes hombros enterraba mis uñas en él, su respiración agitada era excitante, comenzaba a maldecir en voz baja podía oírlo mientras subía de intensidad tapaba mi boca con mi mano sentía que no iba a poder más y terminaría gimiendo muy fuerte