UN POCO MÁS

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                              CAPITULO 45
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Nuestra segunda noche de esposos no fue tan mala como lo pensé me encanta esa sensación de verlo a mi lado y poderlo acariciar realmente tengo fé de que él está intentando cambiar.

Me levanté temprano ya que quería prepararle su desayuno aparte de ir a ver a evelyn y a su bebé, tomé su playera que me queda como bata y bajé

Cuando entré ella le daba de comer se veía tan linda con la pijama que le regalé

— ¡hola no molesto!

— ¡pasa! ¿Quieres cargarla?

— ¡encerio puedo! — dije entusiasmada

— ¡claro!

Ella la puso en mis brazos es tan hermosa no podía evitar el estar fascinada

— es tan pequeñita

— cierto pero come mucho

Las dos reíamos..

— ¿y tú para cuando?

— por ahora no está en nuestros planes así estamos bien

Una gran mentira yo realmente anhelo un bebé pero ya no quiero seguir mortificando a evan

Fui a preparar el desayuno para él y evelyn ellos desayunaban en el comedor mientras yo cuidaba a su bebé

Miraba cada parte de su lindo rostro se parecía tanto a su padre no entiendo cómo no la puede querer y para mí mala suerte lo invoque

— ¡ay que linda imagen! Espera voy a llorar

— ¡estúpido! Sabes perfectamente que es tu hija

— pues yo digo que no, evelyn es una perra

— solo dices eso por qué no te quieres hacer cargo, evelyn es una gran mujer

Él río fuertemente — como se ve que eres tan ingenua, rebasas la estupidez

Emmett es tan odioso él no me hará la vida fácil, cuando evelyn terminó fui a dónde evan

Le di un beso — que guapo te ves hoy

— siéntate en mis piernas

Me he vuelto tan atrevida, me senté en sus musculosas piernas mientras mordía su cuello

— ¡ah! — gimió

— ¡cállate! Te pueden escuchar

— ¡es mi casa yo hago lo que quiera! Vamos a la cama otro rato

— me encantaría pero no puedo tengo un compromiso

— ¡y con permiso de quién! — alzó la cega

— ¡acaso debo pedirte permiso!

— ¡si! Yo soy tu dueño me debes decir adónde vas y con quién estás ¡todo!

— ¡imbécil! —  me levanté y subí a la habitación

Ahora también tengo que pedirle permiso ni que fuera mi padre, prosegui  a vestirme

— ¿a dónde irás? — comenzaba a molestarse

— no quiero discutir no tengo por qué pedirte permiso tu eres libre de salir entonces yo también

— ¡dije que adónde irás! — alzó la voz

— deja de gritarme ¡así es como estas cambiando imbécil! Sigues siendo el mismo machista

∆ MI PERDICIÓN ∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora