𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟤𝟣

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Veintidós días parecieron esfumarse en un abrir y cerrar de ojos. Aquel tiempo transcurrido después de la toma de La Capital no fue suficiente para resolver los problemas en Victoria.

El palacio y menester fueron sitios que llamaron "esenciales" en cuanto a reconstrucción se tratara, aunque para mí lo eran los lugares incinerados por la infección en los que debiamos centrarnos, sin embargo, lo cierto era que lograr aquello constaría de meses, mientras que en lo primero nos demorariamos tan solo semanas.

En cuanto a los poblados aledaños, todavía no eran declarados del todo libres de la infección pese que hacía seis días no se presentaba ningún caso de infección. Al igual que la primera vez qué se desató algo similar en nuestro mundo hace siglos, este era mortal en caso de contraerlo, aunque sumamente veloz y aunque se sustrajo miles de vidas en el camino, la peste roja dejó de hacerlo una vez que se aislaron a los infectados, sin embargo, aquella no había sido la única enfermedad desatada, pues otras más (las cuales no eran mortales ni contagiosas) causaron estragos por igual en toda la nación. Había sido acto de los rebeldes, siendo que en Palma no solo se robó aquel mortal virus sino otras más que para suerte nuestra, existía tratamientos.

Nadie quería volver a La Capital y ciertamente aún se encontraba inhabitable. Xelu, Valencia y ¾ de Concorda se redujeron a prontas cenizas, contemplando que los incendios todavía no eran del todo apacibles, pues parte de los bosques de la reserva de La Capital qué unía a Ciro y Xelu, continuaba en pequeños incendios que invadían los campos de Pixon en Lorde.

La reserva de fauna debieron movilizarse a otras localidades de variados gobiernos, ya que tras el asedio de los rebeldes, el gran zoológico fue abandonado con todos sus animales dentro y por fortuna, ninguna de sus vidas se perdieron, pues aunque escaparan, estoy segura de que no sobrevivirían en su medio ambiente, siendo que han pasado generación tras generación en cautiverio para preservar las pocas especies terrestres que quedaron.

Y por supuesto que asumí las consecuencias de mis decisiones, junto con la evidente desaprobación de la población una vez sabido, aun si intentamos maquillarlo un tanto. De antemano, supe que no podía complacerlos a todos (o a nadie más bien) sobre todo en un periodo tan corto añadido a un presente rencor y duda ante el resurgimiento inimaginable de mi hermano.

Benjamín todavía no era el rey y seguía yendo y viniendo coordinando tropas principalmente en Santiago para reasignar a los refugiados a las zonas destinadas a ello como lo era Teya y Lorde. Mi hermano siempre amó más la parte militar que la legislativa. Sin duda, mis padres lo educaron de esa forma, aunque era bueno con el habla por igual cuando la situación lo requería. Le ofrecí una elección, pero el menester no se la otorgaría, por lo que mi declinación al trono cedería en tres días dándole fin a mi corto reinado y abriendo paso al ascenso de mi hermano, pues dos Tamos y una corona no funcionaba desde cualquier lado que se mirara.

Fue por eso que mi nueva habilidad nos permitiría saber quienes realmente nos mentían o no al igual qué averiguar sí su lealtad se encontraba del lado correcto, sin embargo, este no yacía bajo mi control, por lo que seguir bajo las exigencias de mi tratado con Borja era mi única opción.

Solo en dos ocasiones la usé en los rebeldes capturados por Santiago, pero los resultados no fueron satisfactorios, puesto que ninguno de ellos poseía información que pudieran llevarnos a sus lideres, aún si fui capaz de sentir sus vidas dentro de la mía, optando por parar mis interrogatorios con aquel control que era tan necio como su dueña y que aparecía solo cuando el quería, contemplando que si intentaba contenerla para evitar algún error en alguien, un dolor de cabeza me invadía por todo el día o terminaban simplemente convirtirse en vívidas pesadillas nocturnas, y no importaba cual de las dos sucediera, detestaba cualquiera de aquellos dos finales.

II. LA NACIÓN EN LLAMAS ♨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora