La gente aclama una ejecución. Lorde se reviste de caos en busqueda de culpables por la innegable ruina en la que nos encontramos, debido a los errores cometidos por mi hermano y por mí. Esta corona y apellido comienzan a pesar demasiado como para seguir perteneciendo a ella. Vivir en la amenaza constante de ser abatidos cansa, destruye y aniquila hasta el ser más fuerte nacido en esta tierra.
—Hay tanta gente y poca seguridad que parece irreal —susurra para mí Riben, quien yace a un costado de mí como el líder principal de esta parte del plan, siendo que es el más experimentado y de mayor edad a pesar que posea veintinueve ciclos.
—Esa es la trampa —le respondo en la misma clandestinidad mientras aseguro que mi chal en la cabeza cubra lo suficiente de mi rostro para no revelar mi identidad.
Todavía falta una hora para el medio día. Tiempo en el que se proclamó la ejecución de Agustín y Ana.
—Saben que vendremos... que yo vendré —continúo entre el amotinado gentío por desear observar en primera fila la atroz función.
Avanzamos entre las cuadras, calles y puestos que se vuelve cada vez más pequeños por la acumulación de personas. La mayoría son fuertes que se reúnen ansiosos con algunos seguidores como sirvientes que no son percibidos. Los seguidores nunca son notados por los fuertes, y esta vez aquello es bueno.
—Ese hombre —señala en la esuqina de las rejas del menester Vitoreto, qué yace en nuestro comando.
Vemos camiones militares de Libertad cruzar por las calles hasta adentrarse al menester, pero uno en particular llama mi atención y es aquel que señaló Vitoreto. Detrás de él, veo salir a soldados cargando tres especies de cofres.
—¿Que será eso? —dice Riben con la misma duda que todos poseemos.
—No lo sé, pero chicos... encontramos nuestra distracción —murmuro con una prominente sonrisa.
—Espera —advierte Riben, tomando de mi brazo para detener mi paso.
—¿Estás segura? Son fuertes.
—¡Libertanos! —continúa Vitoreto angustiado como siempre. Él no es buen combatiente, por lo que el hecho de que esté aquí es solo por su habilidad de leer mentes.
—No tendrán piedad —prosigue Riben.
—Pues nosotros tampoco —respondo.
—Espera a que avise al resto de los comandos y reales también entonces—me ordena y lo acepto.
Ya veía porque Vanss hizo que él fuera parte de mi escuadrón. Me sobrepasaba sin importar quien fuera. Vanss es realmente una mujer efectiva y decidida, pues en cuanto arribamos en Marina días atrás, fue directo con amigos asociados a la causa en busca de ayuda, y los cuales eran para mi sorpresa, en su mayoría reales infiltrados pertenecientes al movimiento.
—Él sabe algo —habla Vitoreto.
—Sé más específico —digo.
—No puedo, necesito estar más cerca. Hay demasiada gente y pensamientos juntos que no consigo concretarme —visualizo sudor corriendo de su sien hasta su cuello, buscando la mente de aquel militar de Libertad—. Sueros. Esos cofres llevan sueros.
—¿Sueros? ¿Para qué? —pregunta Marino.
—¿O para quién? —agrego en la duda—. Tal vez sean como el que me colocaron. Quizá haya ciudadanos ahí adentro —me acelero ante la idea de encontrar a alguien ahí que pueda ayudarme a traer a mi hermano de vuelta.
—Pues solo hay una manera de averiguarlo —exclama Riben.
Es sumamente sencillo esquivar a los soldado de los alrededores cuando Vitoreto monitorea sus mentes, alejándonos de aquellos que están en alerta o podrían notarnos dentro de nuestra clandestinidad.
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II. LA NACIÓN EN LLAMAS ♨
Fantasy👑"Algunas personas no pueden escapar de su destino y el tuyo es portar una corona"👑 Fantasía/Romance/Realeza Todo ha cambiado. La guerra por las tierras de Victoria apenas comienza y los TAMOS deberán no solo enfrentarse a una rebeldía que cada v...