𝐸𝓍𝓉𝓇𝒶𝒸𝓉𝑜 9

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ALEXIA

Me contemplo en el largo y ancho espejo, aprobando en mi reflejo mi muy larga, blanquizca y bien apretada trenza que sin necesidad de una sirvienta seguidora, soy capaz de tejer. Ellos nunca son notados y por lo tanto, potenciales espías que pueden destruirnos, espeta mi padre. Bueno, creo que tiene razón

Giro la perilla de mi alcoba y tras su apertura, comprendo que debo dejar tal como si de un santuario se tratara, todos los miedos, frustraciones y sentimientos que mantienen en línea mi cabeza y corazón en semejanza.

—Lamento llegar tan tarde, Lexi. Temo que Cardón me ha robado mucho más tiempo del que... ¿por qué todavía no estás vestida? —cuestiona mi hermano una vez que llega al vestíbulo de nuestra más que basta casa gobernadora en Santiago.

—Ya lo estoy —asevero en tono desenfadado, infundiendo mi ornamentada espada en mi cadera, preparada para salir de la propiedad que nos pertenece como los descendientes Borja que somos.

Aliso mi entallado uniforme de teniente que mucho esfuerzo me tomó obtenerlo, siendo que mi padre no nos concede ningún tipo de privilegios.

—No piensas ir de esa forma o ¿sí? No cuando el propio menester lanzó una invitación para ti en específico. Conoces bien el significado de ello y el castigo de nuestro padre si es que no lo obedecemos. Tú por ser testaruda y yo un cobarde al no detenerte.

—No seas paranoico, Oden. Ambos hemos aprendido a no desafiar a nuestro padre y si luzco así, es justamente porque él ordenó que fuera de ese modo. Algo extraño está sucediendo en Teya y con el rey después del secuestro de la amadísima princesa de Victoria. Y sí no hubieras estado tan entretenido en la cama de cierto militar, te habrías enterado por igual que tú yaces incluido en la travesía.

—De acuerdo, de acuerdo. Vayamos a Teya —comenta, pasando sus manos a su despeinado y muy rubio cabello para aplacarlo.

—Te concederé el ducharte al menos para remover de ti el aroma del sargento Cardón, así que date prisa.

—Eres verdaderamente la mejor, hermana mía ¿ya te mencioné lo bien que te va esa nueva confección tuya?

Sabe cómo y cuándo halagarme para mantenerme serena.

—Lo sé, Oden. Lo sé.

🔥

Nos lleva casi tres horas llegar hasta la casa gobernadora de Teya, junto a su zona aledaña qué yace más que saturada por los cientos de débiles que se han instalado, inutilizando espacios por su falta de hogar.

Hemos de andar en móvil una vez que ordenamos aterrizar en una pequeña base militar cercana. Todos los guardias y soldados que nos rodean siguen nuestras órdenes sin pestañar, siendo que nos respetan como temen en semejanza, pues sus ojos contemplan más que solo a los hijos del gobernador Misael Borja y la Comandante Amanda Lirguen, sino a su futuro regente de gobierno y próxima reina. Y es qué, los planes han vuelto a ser los mismos de hace meses, y para mi pesar, mi deber es más grande que el de mi hermano.

El móvil se detiene antes de arribar a la casa gobernadora de Teya, por lo que envío a mi hermano con la mitad del comando hacía lord Marven, el nuevo regente de Teya. Su hijo Iriden fue presuntamente tomado por igual como rehén debido al lazo que lo liga a Damián, siendo que Iriden no volvió a verse después del ataque de la prisión.

En cuanto al resto del comando, permanece a mi lado inspeccionando los alrededores para investigar el objetivo principal de nuestra visita: la zona de los refugios. El sitio abarca las calles principales que se han desvanecido en su mayoría ante la falta de ayuda que el rey les ha retirado como reprimenda por sus hermanos seguidores, profanadores de la paz.

II. LA NACIÓN EN LLAMAS ♨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora