25. Manjiro Sano.

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—  ¡Se lo ruego, Majestad!

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—  ¡Se lo ruego, Majestad!. Ha pasado un tiempo desde que visito al joven Manjiro.

Aquel enunco estaba de rodillas solicitando que visitará a ese concubino de bonitos cabellos rubios. Pues este enunco era parte de los que apoyan a Manjiro Sano para conseguir el puesto de emperatriz.

Aquel joven proveniente de una familia prestigiosa, siendo el tercer hijo y pudiendo tener a muchas mujeres para elegir de alguna manera se interesó en aquella hermosa mujer quien había sido nombrada cómo princesa heredera hace unos años atrás.

Aquella hermosa mujer que ascendió al trono de emperador hace tiempo. Su madre y padre fallecieron debido a una rebelión dentro del palacio mientras (___) se encontraba ayudando al ejército, por desgracia no lograron huir, en su duelo y frustración la chica cobró venganza tomando devuelta el trono.

— Si, también lo creo. — Aquella mujer miro de reojo al enunco, este ya llevaba al menos una hora de rodillas. — Supongo que Iré esta noche.

—  ¡Gracias, su majestad! — Agradecido inclinando su cabeza hasta el suelo.

— Si no tienes algo más que decir puedes retirarte.

El hombre agradeció de nuevo y salió del lugar con bastante tranquilidad, pero una vez que cerró la puerta comenzó a caminar rápidamente con una enorme sonrisa pintada en su rostro. Iba hacia la residencia del aquel joven al que tanto apoyaba.

—  ¿A dónde vas con tanta prisa? — Pregunto un hombre frente suyo, el enunco se detuvo a mirarle con algo de desagrado ya que, su compañero apoyaba a alguien más.

—  No es de tu incumbencia. — Respondió sin interés dándole una mirada de superioridad y siguió caminando. Una vez que logró llegar a la residencia fue recibido por algunas de las sirvientas que cuidaban del muchacho.

—  Señor Ming, ha pasado un tiempo desde la última vez vino a saludar.

—  Lamento mi imprudencia joven Manjiro, pero esta vez traigo grandes noticias.

—  ¿Y cuáles son las grandes noticias?

— ¡Su Majestad vendrá esta noche!

—  ¿Qué dices? ¡¿Su majestad, vendrá esta noche?!

—  Así es.

— ¡¿Y porque no lo dijiste antes?! ¡Debo darme prisa y arreglarme! — El joven rubio se había puesto ansioso.

—  ¡Preparen bocadillos y asegúrense de limpiar bien todo el lugar! — Está vez una mujer algo mayor había dado la orden. — Joven Manjiro le prepararé un baño enseguida.

—  Gracias, nana. — El rubio tenía una enorme sonrisa en su rostro.

—  Entonces me retiro. — Tal parece que su despedida fue ignorada, así que simplemente dio media vuelta y comenzó a caminar para regresar a su trabajo.

ONE SHOTS || TOKYO REVENGERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora