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Liberamos una batalla contra las criaturas mágicas, estas aparecieron de un momento a otro cuando madre y yo oímos un estruendo procedente de la entrada, aquel sonido característico era el de padre lanzando su hacha de fuego, lo cual significaba que se estaba defendiendo de algún enemigo. Salimos de casa y vimos a lo lejos como ogros conseguían adentrarse destruyendo el gran muro de madera que nos protegía.

Madre sin dudar fue a por sus espadas y yo a por mi arco, después me dijo que iría a ayudar a padre y que intentara mantenerme a salvo ayudando a los residentes. Asentí a regañadientes ya que quería luchar, pero lo haría protegiendo a los míos.

Tengo que usar esa habilidad... espero que salga bien.

Divisé un gran ogro destruyendo todo a su paso, no se lo iba a permitir, por lo que llamé su atención y me puse de cuclillas preparando mi arco y las flechas. El monstruo al verme fue a por mí y me tensé del miedo, pero no iba a rendirme esta vez. Cuando lo tuve a tiro pronuncié:

– ¡Leiði!– La flecha se iluminó en blanco y la lance dirección a su cabeza, al llegar la flecha le dió en la frente y se teletransportó a su brazo, volviéndole a dar, así hasta provocarle varias heridas. –¡Funcionó!

Pero la magia no duró mucho y la flecha cayó al suelo finalmente. Me maldije a lo bajo y volví a hacer el mismo ataque, no obstante mi suerte duró poco y la flecha volvió a caer.

–Mierda, mierda.– opté por usar ataques normales y golpes cuerpo a cuerpo.

Todo apuntaba a que iba a ganar, pero el ogro logró agarrarme y tirarme al suelo, no pude levantarme ya que su mugroso pie impidió que pudiera moverme.

–Suéltame.–Trataba de zafarme sin éxito, era demasiado grande para que pudiera con él. El aire empezaba a faltarme y no creía que pudiera salir de esta.

Inesperadamente oí el aullido de un lobo y pensé que era mi imaginación ya que no veía nada alrededor, pero más lejos de la realidad apareció un lobo rubio y furioso, agarrando el cuello de mi enemigo con sus dientes y con suma fuerza lo tumbó al suelo. Yo cogí aire aliviada y me senté viendo como aquel animal destrozaba aquel ogro y como éste no lograba atraparlo por su agilidad y rapidez.

El lobo se puso delante mío para ¿protegerme? Y seguidamente le dió a ese ogro su golpe final que logró matarlo.

Abrí los ojos sorprendida, ¿porqué lo hizo? Se giró hacía mi y no muy seguro se fue acercando con cuidado, sus orejas estaban bajas y juraría que estaba apenado. Yo me quedé en el sitio sin poder moverme, hasta que tan solo nos separaba un par de metros. Observe sus ojos, un azul tan intenso y bellos que me recordaba a una sola persona.

–¿Atreus?

El lobo reaccionó levantando sus orejas y moviendo la cola, acortando las distancias entre nosotros y yo simplemente lo abracé.

–¿Cuántas cosas más vas a ocultarme?– Sonreí y él pareció gruñirme desconforme.

Lo miré a los ojos y acaricié su pelaje, era increíblemente suave y adorable. Él miraba alrededor mío y entendí su propósito.

–No estoy herida, no te preocupes. Pero debemos ayudar a los demás.–Me levanté y sacudí toda mi ropa. Después miré al ogro yacido muerto.– Los odio como no te imaginas, ¿de dónde salen? Debemos acabar con esto.

Con Atreus convertido en un lobo fuimos buscar a los demás para ayudar en la lucha, pero un quejido lastimero llamó mi atención; un Draugr proyectil había dañado el costado de mi amigo y había caído al suelo.

–¡Atreus!– Preocupada me agaché a su altura y vi su pelaje manchado de sangre.– No... tranquilo te sacaré de aquí, pero será más fácil si vuelves a ser tú ¿eh?– Reía más nerviosa por no ponerme a llorar, ¿qué iba a hacer? Aquel Draugr se acercaba más y más a nosotros.

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora