𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾

28

Un mes más tarde...

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—Eso fue juego sucio Atreus.— Dije con la respiración agitada. Me cansé más rapido de lo que hubiera querido.

—Tu tampoco jugaste limpio, pero fue divertido ver como intentabas atacarme con ese nuevo ataque tuyo.— Se acercó a mí, no obstante yo tenía la intención de seguir peleando.

Atreus tenía la intención de abrazarme, lo que no se esperaba era la llave que le haría terminar en el suelo y conmigo encima suyo reteniendole el brazo a su espalda.

—Oh, venga ya. Eso es trampa.

—Rindete, oh gran Loki, tus días de héroe han acabado.— Dije poniendo voz de villana. Ambos reíamos.

—Definitivamente no te pega lo de ser villana.

Atreus de un rápido movimiento enrolló sus piernas con las mías haciendome girar, él tenía más fuerza, por lo que yo luchaba por zafarme de ellas a patadas.

Ambos nos pusimos de pie finalmente mirándonos a los ojos, esperando algún movimiento del otro; Atreus fue el primero que desenfundó el arco y yo hice lo mismo, sabía que me iba a atacar con éste.

Y efectivamente se lanzó con todas sus fuerzas y yo me defendí deteniendo su ataque con mi arco, desatando un tira y floja en la que ambos reíamos como niños pasándolo bien y entrenando.

Pero de golpe, mis fuerzas me traicionaron y me debilitaron, imposibilitando la defensa.

Sin tiempo para avisar, Atreus me atacó con sus patadas y me lanzó al suelo. Diablos, si que era increíblemente fuerte.

—¡________! lo siento, lo siento, lo siento.— Se agachó a mi lado incorporándome con cuidado, abrazándome con delicadeza.— Pensé que te defenderias, maldita sea creo que me pasé.

—Estoy bien cariño, no te preocupes.— Dije con una mueca de dolor. Acaricié su rostro con una sonrisa, pero vaya si me dolió el golpe. Me sentía débil.

—Te llevaré a casa mejor.— Noté como me cargo en brazos y no opuse resistencia como hubiera hecho en otras ocasiones, pero esta vez fue diferente.

Entramos en casa y me dejó recostada en la cama, invadiendome en seguida un sentimiento de cansancio y fatiga.

—Te traeré un vaso de agua.— Lo vi marcharse enseguida y volvió a los pocos minutos con un vaso de agua.— Ten.

—Gracias.— Lo tome y bebí el agua de un sorbo.— No sé que me pasó, nunca me había pasado, quiero decir, no así.

Atreus suspiró arrepentido y bajó la cabeza como un cachorro.

—Perdoname, no tenía intención de hacerte daño.

—Ya lo sé, solo fue cansancio nada más.

Después de aquello él se quedó a mi lado cuidándome toda la tarde, como adoraba a este chico.

Me levanté al atardecer, o al menos eso intenté porque de pronto, un mareo recorrió toda mi cabeza teniéndome que llevar la mano en ésta. Sentí caerme hacia un lado si no fuera los brazos de Atreus sujetándome.

—Oye oye, ¿Estás bien? Me estás empezando a preocupar mucho, te voy a llevar al pueblo ahora mismo.

—No Atreus espera, se está haciendo tarde, iremos mañana al amanecer.

—Eres muy terca y no me dejas cuidarte.— Bufó molesto.

—Bueno, en eso podemos hacer una competición tu y yo.— Bromeé, pero al parecer si que se tomó en serio mi salud.— Lo siento. De verdad que no sé a que viene todo esto.

—No sé cocinar mucho, pero tratare de prepararte algo para que estés mejor.— Dijo para ponerme de nuevo en la cama.— No te muevas.— Me señaló con el dedo haciendose el dominante.

Me parecía muy graciosa y tierna su manera de cuidarme y de preocuparse por mí.

Yo alcé los brazos a modo de inocencia y él se fue.

Así de protector se volvió conmigo hasta que fuimos a la aldea de mi padre y más concretamente a la curandera que me miraría.

He de decir que parecía más nervioso y asustado Atreus que yo misma, simplemente espero que no sea nada grave.

Freya salió a saludar junto a la curandera y me pidió amablemente que ingresara a la habitación, prohibiéndole enseguida el paso a Atreus y indicándole que esperara fuera. Como siempre este chico resopló indignado.

Me tumbé en la camilla y me hicieron varias preguntas y pruebas en mi cuerpo, enseguida la curandera parecía saber lo que pasaba, pero quería averiguarlo y estar segura de ello. Por lo que me hizo beber una poción específica que ella mismo preparó.

—Anciana, ¿No creerá de verdad..?— Le preguntó Freya con amabilidad y algo confusa.

—Joven, he vivido demasiado años y he atendido a muchas chicas con los mismos síntomas que ella. Confía en mí.

Vi a Freya asentir con algo de duda. No sabía exactamente a que se refería.

De pronto noté una sensación extraña en mi estómago, aquella poción parecía estar reaccionando en mí. Y no iba a mentir tenía algo de miedo de que manera iba a acabar esto.

—¿Oiga que es...- —No pude terminar, pues un humo rosado salía de mi boca, tapándome al instante por instinto.

—¡Oh por los Dioses! ¡Lo sabía!— Dijo ella alegre. Freya estaba en shock.

—¿Puede decirme que ocurre anciana?— Dije ya con desespero.

—Hija mía, estas embarazada.

—¿Qué? Yo...pero...— No me salían las palabras, esto lo cambiaba todo.

—Oh ______, felicidades.— Freya salió de su trance y me abrazó. Una lagrima se escapaba de sus ojos.

La anciana dejó pasar a Atreus, que entraba muy nervioso y exigiendo una respuesta sobre mi estado de salud. Freya se separó de mi quedando frente a mi pareja.

—Atreus...—Las lágrimas salieron por fin de mí, preocupandolo aún más.

—¡No permitiré que mueras! No pienso pasar otra vez por el mismo sufrimiento, ahora que por fin estábamos en paz con nue-

—Estoy embarazada.— Dije por fin, porque sabía que nadie iba a parar a este chico.

—...¿Qué?

—....— Sin decir nada más lo abracé, escondiéndome en su cuello.

Él tardó en responderme pero me abrazó con delicadeza, quedando en silencio por varios minutos.

—Entonces, ¿Es cierto?— Dijo finalmente.

—Si... Vamos a tener un hijo.— Sonreí emocionada.

—Eso es...¡Maravilloso!— Me secó los ojos de las lagrimas y me dio varios besos por el rostro.

Yo sonreía como niña enamorada.

La anciana y Freya sonreían y no tardamos en llamar a mi familia para la noticia.

Mis padres estaban muy felices y los aldeanos me felicitaban contentos.

Sin duda una nueva vida nos espera, llena de ilusión, miedo pero también de felicidad.

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