11

765 86 75
                                    

______.

Mi viaje continuaba, había perdido la cuenta de los días que habían pasado ya y no tenía ni idea de lo que habrá ocurrido en el pueblo en mi ausencia. ¿Padre me habrá defendido de verdad? Esperaba que por favor no esté teniendo ninguna disputa y que aquel idiota pague por lo que ha hecho.

Había pasado el invierno dando paso a la primavera, con el frío y las nevadas lo pasé realmente mal; apenas dormía del frío y apenas avanzaba en el camino, me estancaba. Por suerte ya pasó, confiaba en que Atreus no lo haya pasado tan mal como yo, porque yo el frío lo llevo bastante mal.

Tuve que sobrevivir en varias ocasiones de enemigos que eran el doble de fuertes que yo, sin embargo no me echaba para atrás y aprovechaba para hacerme más fuerte. Este viaje me estaba ayudando en cierta manera, inclusive los entrenamientos del pueblo no tenían nada que ver a cuando exploras la vida salvaje y te enfrentas a la muerte. Ahí es cuando realmente avanzas.

En este momento paré en una cascada y me di el gusto de darme un baño en el lago, el agua estaba increíblemente rica y cálida, al igual que el día que se presentaba.

–Como echaba de menos esto en realidad.

Con todo lo que estaba pasando había descuidado mi aspecto, eliminando algunos enemigos y cazando tenía el cabello y el cuerpo empapados de sangre.

Con todo limpio salí del agua y me vestí todo lo rápido que pude, no me gustaba estar así fuera mucho rato. En mi cabello sacudí el agua restante y me entretuve a cambiar mi peinado, me hice uno vikingo juntándolo todo con varias trenzas. Parecía una tontería pero... ahora podía ver mejor sin esos mechones de por medio.

Me equipé con mis armas y armadura y retomé el viaje de nuevo.

A lo que me llegó a preguntarme, ¿Atreus habrá llegado ya? ¿Y si estoy haciendo el ridículo? Como si el destino me oyese, un ciervo blanco como la nieve se presentó ante mí. Algo me decía que no lo matase, que iba a ayudarme, por lo cual me acerqué lentamente hasta quedar un metro de distancia.

Para mi sorpresa no huyó de mí. Incluso se dejó acariciar por mi en la cabeza, sonreí, era algo que no ocurría todos los días.

Si tan solo pudiera llevarme hasta el final...

Con cuidado me subí a su lomo, y simplemente se dejó.– ¿Porqué? ¿Quién eres ciervo?– Sin obvia respuesta empezó a galopar y dejándome casi sin aire.

Miraba todo a mi alrededor, pasajes maravillosos y llenos de flores, animales correteando por el lugar,... sin duda era lo mejor que me ha pasado en el viaje. Me iba acercando a las montañas, tal vez tenga alguna oportunidad de llegar a tiempo.

Habíamos recorrido un buen trozo hasta que me dejó en un claro, estábamos rodeados de árboles altos y frondosos, algunos recién expulsaban la nieve restante a causa de la salida del invierno.

–No sé porqué me has ayudado, pero estoy agradecida contigo.– El ciervo simplemente se fue corriendo cuando baje de su lomo. Era... extraño.

Caminaba por los caminos del bosque, podía respirar el aire puro y fresco del lugar, lo cual significaba que ya estaba muy cerca, aceleré el paso y al fin llegué a un acantilado, aspirando profundamente el viento que mecía mi cabello y observando como las montañas se mostraban ante mi. Sonreí ante la mayor aventura que hecho hasta ahora y que nunca creí hacer sola; al final si que traería cosas buenas después de todo. Tan solo deseaba que el viaje de vuelta lo hiciera junto a la persona que quiero.

No tenía ni idea de lo iba a pasar; quizás Atreus ya no quiera volver a verme nunca más, o tal vez se marche de este lugar para siempre. Lo que tenía claro es que iba a intentarlo y a exponer mis sentimientos en claro.

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora