13

867 90 49
                                    

Angrboda

Estos últimos años mi amor por Atreus ha ido creciendo cada día más. Desde que lo conocí vi señales claras de que yo le gustaba, no obstante no era mi afín, el fijarme en un chico no era mis prioridades. Tampoco Atreus era el tipo de chico que yo buscaría, pero simplemente mi corazón me traicionó y ahora es demasiado tarde.

Quizás ya esté enamorado de otra chica, de esa chica.

He ido contándole algunas cosas a Kratos sobre como le iba a su hijo, porque a pesar de que no se veían, Kratos quería asegurarse de la seguridad de su hijo e intervendría de ser estrictamente necesario a la vez que le dejaba su espacio, pues ya sabía que tarde o temprano Atreus iría por su propio camino y formaría su propia familia.

Él, un día me preguntó respecto a eso.

–Angrboda, ¿Qué planes futuros tienes con mi hijo?

–¿Yo? Pues... nunca hemos hablado de formalidades.

Caminábamos por los paisajes de Midgard, Kratos había vuelto de su aventura con Freya, pero ella se fue a su casa a cuidar de Chaurli, su tortuga.

–Creo que eres una guerrera noble, puedo ver el amor que él te tiene, no me disgustaría vuestro futuro juntos.

Yo sonreí halagada, pero yo no era la indicada.

–Con todo el respeto Kratos, es un honor que me aceptes para el futuro de tu hijo, pero desgraciadamente él ya ha elegido a la dueña de su corazón. Y no soy yo.

–Eso si que ha sido una sorpresa inesperada.– Dijo Mimir en el cinturón de Kratos.

–Hmm...

–Es una arquera excepcional, Kratos, solo pude verla una vez pero fue suficiente para ver su determinación.

–Estoy seguro que Atreus te tiene una gran estima.

–No lo dudo, eso no va a cambiar. Nos hemos ayudado mucho.

Abrí el portal por donde viajaba entre reinos para irme, pero me percaté de que no podía detectar a Atreus en ninguno de los nueve reinos.

–¿Qué ocurre?– Me preguntó Kratos.

–No detecto a Atreus en ninguno de los reinos.

–Eso es imposible, tiene que estar– Se alteró él.

–Quizás ya haya encontrado a los Gigantes, eso podría ser bueno. No perdamos la esperanza.

–No es por entrometerme pero el que haya desaparecido y no esté en ningún reino es algo malo. Aunque haya encontrado a los Gigantes no sé si pueda volver.– Comentó Mimir.

–Mimir, ¿Qué sabes tu de esto?

–Hermano, no he oído nunca en mi larga vida que alguien se haya ido de los nueve reinos conocidos. Pero supongo que tiene sentido que los Gigantes se hayan ido muy lejos para que nadie pudiera encontrarlos.

Los tres nos quedamos pensando en qué hacer, quizás yo pueda hacer algo.

–Voy a volver, os traeré noticias pronto.

–Estaremos preparados para cualquier cosa, no dudes en llamarnos.

–Gracias Kratos. Mimir.– Nos despedimos y me fui por la brecha, desapareciendo finalmente.

Regresé a donde Atreus había estado hospedándose un tiempo, su casa estaba abierta así que entré, seguía siendo igual de despistado. Pareciera que los años no le han afectado en lo absoluto.

En el interior miré algunas cosas que él tenía y guardaba; su mesa de herramientas donde mejoraba su arco y armadura, un cofre cerrado con llave, muchas flechas de todo tipo,... mi vista se fijó en un mapa colgado en la pared, escrito y dibujado por mi amigo.

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora