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Cuando por fin habíamos llegado a Midgard seguía viendo a Atreus con añoranza. Me apenaba verlo así, podía imaginar lo que importante que fue para él y quería conocer más de su historia si me lo permitiese. Por el momento quería alegrarle el día, y aunque no se me dé muy bien, iba a intentarlo.

–Vamos, si tú estás bien ellos lo estarán, sin Odín aquí te puedo asegurar que vivirán bien.– Apoye mi cabeza en su hombro mientras caminábamos.

–Si pero, de lo que me dijiste sobre Aren tenemos que ir con cuidado, si los llegara a descubrir...

–... entonces le partiremos el trasero. No vamos a permitir que haya otra guerra como la del Ragnarök.– Proseguí yo.– Esta vez somos mejores.

Él asintió mientras nos sonreíamos, adoraba cada facción de este chico.

Oímos el crujir de una hoja y miramos al frente, para encontrarme al ciervo blanco que me llevó a las montañas.

–Tú... ¿qué haces por aquí chico?– Me acerqué al ciervo y acaricié su nariz.

–¿Lo conoces?– Atreus vino y de igual manera lo acarició.

–Si... este ciervo me llevó a las montañas, sin él posiblemente no hubiera llegado a ti a tiempo. No sé porque accedió a ayudarme, pero fue muy amable.

–Hm, quizás pueda comunicarme con él.

–¿Sabes hacer eso también?– Le miré con sorpresa.

–Si, supongo que es un don que tengo, poder hablar con los animales, siempre he tenido mucha empatía con ellos.

Yo me aparté y le deje hacer mientras observaba lo que hacía. Estaban en silencio un par de minutos hasta que me dijo.

–Dice que se llama Hans.

–¿Hans? No puede ser cierto... ¿será...?– De recordarlo mis ojos se aguaban.

–______, ¿estas bien?– Me dijo preocupado.

–Hans era el nombre de mi hermanito pequeño, que desapareció. Atreus, ¿qué más te dice? Por favor... necesito saberlo.

–Que... –Miró al ciervo y luego a mí.– Antes era humano y un brujo lo hizo así, no recuerda más.

Fui a abrazar al ciervo y una lágrima se me escapó, podía notar la mano de Atreus sobre mi espalda.

–Hans... ¿eres tú?– El ciervo no respondía, pero por algún motivo podía notar el alma de mi hermano pequeño en su interior.– Puede venir con nosotros, si resulta ser él... lleva muchos años solo.

–Regresemos, encontraremos la manera de averiguarlo.– Me animó él y yo asentí.– Venga, podemos hacer una carrera ¿qué dices?– Me dijo limpiando una lágrima de mi ojo.

Yo asentí con la cabeza sonriente. Me subí a lomos de Hans y vi a Atreus transformándose en lobo.

–Prepárate para perder.– Le dije, recibiendo un aullido por su parte. Y empezamos a correr dirección a mi hogar, pensando realmente que le tuvo que pasar a mi hermano para terminar así. Tenía que ser él, e iba a encontrar algún brujo o bruja que me ayude a recuperarlo, con Atreus a mi lado y sintiéndome segura, nada podía salir mal ahora.

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Habíamos recorrido la mitad del viaje sin percances, nuestra carrera terminó en empate y Atreus volvió a ser él, todo iba tranquilo hasta que notemos una sacudida bajo nuestros pies y la tierra empezó a abrirse y a levantarse debido a un terremoto desconocido. A Atreus y a mi nos separaba una gran grieta ancha y nos miramos preocupados.

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora