25

681 68 15
                                    

Y en efecto, los dragones merodeaban por los reinos creando miedo y asustando a los civiles. Sus potentes rugidos hacían eco por el lugar y alertaban a los midgardianos de su presencia.

–Padre por aquí.– Comentó Atreus con su arco en alto, preparado y listo para atacar.

Su padre lo acompañaba con su hacha y no se le escapaba nada a sus ojos, ni siquiera un inocente conejo que paseara con toda la calma, no obstante no tardó mucho en levantar las orejas en alerta y seguidamente, huir despavorido al oír otro rugido más proveniente del Norte.

Atreus hizo una seña a su padre y fueron corriendo con cautela hasta donde habían oído al dragón.

–Espero que venga solo, será más fácil para nosotros.– Le dijo a Kratos.

–Nunca te confíes, Atreus. Prepárate.

Y bastó con decirlo una vez, ambos hombres presenciaron al modesto dragón de escamas doradas posarse en lo alto de un muro y rugir en dirección a donde ellos se encontraban, señal de que no era una criatura amigable.

El primero en atacar fue el dragón, que provocó que Atreus se separara de su padre desplazándose para no ser aplastado por el enorme cuerpo del reptil. De seguida comenzó la batalla de vida o muerte; el joven acertaba con sus ataques e invocaciones mientras que el espartano atacaba ferozmente con sus espadas.

Habían luchado anteriormente con dragones, y para Atreus, se le hacía muy emocionante volver a aquella época, donde solo importaban las aventuras y la exploración.

–¡Por la izquierda! ¡Cuidado con esa cola puntiaguda!– Comentaba Mimir en ocasiones para alertar a las espaldas de Kratos.

–Es muy fácil decirlo cuando no para de moverse este bicho, Mimir.– Bromeó Atreus ante la situación.

Kratos llamó su atención para que no se despistara ni un segundo del enemigo, y aprovecharon la oportunidad para realizar una serie de ataques juntos que harían caer al dragón por las heridas.
Atreus le dió su final en el momento que varias flechas impactaron contra el escamoso cuello y sangre empezara a emerger de este.

–Uno menos, tiene que haber una manera de lidiar con esto sin acabar con todos.– Dijo Atreus pensativo.

–Si es la única manera lo haremos. No podemos dejar ni uno vivo.

–Pero padre, nos tiraremos toda una eternidad. Hay muchos dragones repartidos por todos los reinos, quizás si encontráramos al rey dragón podamos terminar con todo esto.

–Hmm... lo que dice el chico tiene sentido. Tiene que haber un Alfa liderando a estos dragones molestos.– Comentó Mimir.– Será mejor encontrarlo y acabar con él.

Kratos los miró a los dos, era increíble como muchas veces coincidían en todo, dejándole a él solo con sus decisiones.

–De acuerdo, hagámoslo cuanto antes.

Y así fue, buscaron por todo el reino en busca de un dragón diferente, esquivando los peligros y encontrando tesoros ocultos que a ellos tanto les gustaba. Finalmente volvieron al acceso místico y abrieron otro reino: Vanaheim.

No tardaron en encontrar a los demás descansando en el campamento de Freyr.

Atreus al ver a _____ sentada tocando su preciada ocarina no evitó correr hacía ella y atraparla entre sus brazos, sobresaltando a la chica.

–¡Atreus! ¿Qué tal fue?– _____ tuvo que separar a su novio para poder verlo a la cara.

–Pudimos encargarnos de algún dragón. Escucha, se nos ha ocurrido la idea de buscar al dragón que los esta controlando, al líder, de esa forma nos liberaremos de los demás.– Atreus admiró su rostro y se aseguró de que no tuviera ninguna herida.

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora