17 (extra)

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(Especial que quería hacer, será cortito. Próximo cap Atreus ya regresa)

Narrador

–Bien padre, este ya sería el último.– Le dijo Atreus a su padre mientras cargaba el último trozo de madera en el bote.

Ambos se subieron y Kratos dió la cabeza de Mimir a Atreus y empezó a remar por el río. Aún quedaba un largo viaje y los acompañaba la brisa invernal en el otro lado de Midgard. El silencio se rompió por una interrupción de Mimir.

–Hermanito, cuando lleguemos a casa no te asustes por las lobas.

–¿Qué? ¿Qué ha pasado con Speki y Svanna?– Preguntó asustado aún con la petición del contrario.

–Nada.– Dijo Kratos.– Solo están mayores. Es el ciclo de la vida.

–Ya... me lo imaginaba, pero no quería asimilarlo tan pronto. El tiempo pasa muy rápido.– El menor se sentía apenado por tener que vivir la misma situación de cuando murió Fenrir. Bueno, su cuerpo original.

–Atreus, el tiempo es muy valioso y tienes que aprender a vivir de él.– Comentó Kratos a Atreus, quien suspiró.– Puedes pasar el tiempo que les queda a las lobas para hacerles una buena compañía.

–Si, es lo que haré, pero también quiero pasarlas contigo Padre.

El mencionado no dijo nada, su destino fue morir a manos de Odín, no obstante todo eso cambió y ahora no sabía por que camino le llevaría la vida, más solo le quedaba aprovechar ese tiempo con los suyos.

Cuando llegaron a su destino, cargaron con los troncos de madera y se bajaron del bote, anduvieron hasta casa sin ningún percance. Atreus fue corriendo hacia las lobas soltando la madera por el camino, se las encontró donde descansaban diariamente con tranquilidad.

–Hmm...– Kratos recogió lo que su hijo había dejado caer sin cuidado, ya era mayor de edad, pero habían cosas que no iban a cambiar nunca.

–Vamos chicas, venid aquí.– Dijo Atreus arrodillado en la nieve y llamando a los animales, quienes se alegraron al verle, no obstante no podían casi ni moverse por la avanzada edad.

Cuando las lobas llegaron a donde él se encontraba, lamieron con felicidad el rostro del chico y se tumbaron a su lado sin dejar de mover la cola con suma felicidad, pues hacía años que no le veían. Atreus las acarició con un rostro de tristeza, habían pasado muchos momentos juntos y era triste verlas así.

–Tranquilas... no os forcéis demasiado.

–Ya no pueden tirar del trineo Atreus.– Comentó Kratos.

–Eso ya lo puedo imaginar, viendo como están... –Se paró y fue a buscar algo de carne para ellas, cuando volvió las dejó en su lugar para que Speki y Svanna pudieran comer algo.

–Necesitan descansar, como nosotros.– Comentó el padre dirigiéndose a la entrada de la casa, fue seguido por Atreus.

Cuando el chico entró, nada había cambiado para él, todo estaba igual a la última vez que vió aquella casa en la que se había criado. Fijó mejor su vista y un pastel descansaba en la mesa de madera donde comían siempre, con curiosidad se acercó y miró a su padre.

–Padre, esto... nunca me has hecho una tarta de cumpleaños.

–Lo sé hijo, pero esta vez quise que fuera diferente, fue gracias a Freya. Feliz mayoría de edad.

–Gracias.– Atreus lo abrazó inesperadamente. Kratos le correspondió ya acostumbrado a este tipo de afecto con su hijo.

 Kratos le correspondió ya acostumbrado a este tipo de afecto con su hijo

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–Feliz aniversario hermanito.– Le dijo Mimir una vez se separaron y fue agarrado por la mano de Kratos.– Bueno nuestro plan era que Freya te hablase de ciertos temas, pero debido a ciertos imprevistos no ha podido ser.

Atreus lo miro confuso mientras se sentaba y cortaba el pastel con su cuchillo. Lo volvió a mirar para preguntar:

–¿Ciertos temas?

Kratos dejó a Mimir en la mesa frente al chico y se alejó sin decir una palabra, pero atento a la conversación que estaba apunto de venir.

–Dijiste que querías formar una familia con ______, ¿cierto?

–Si pero no entiendo que ocurre.– Sin entender lo que querían decir sus dos tutores, Atreus comía de aquella tarta mientras escuchaba atento lo que tenían que decirle. Quizás le interesaba saber la opinión de unos adultos mayores, lo último que quería era pifiarla.

🏹🏹🏹

Mientras caminaban por el bosque para hacer algo más, Atreus pensaba en todo lo que le habían dicho sobre muchos de los temas que nunca hablaron por ser tan solo un crío, ahora que era mayor de edad lo entendía todo mejor, y sobretodo, lo que le pasaba en su cuerpo cada vez que estaba tan cerca del cuerpo de la chica a la que amaba. Claro que eso no lo contó. Él se consideraba un chico tímido, pero muy emocional cuando se requería, no obstante sería mejor hombre para ella, debía de hacer caso a sus pensamientos más profundos y a sus sentimientos a partir de ahora.

El ruido de un pájaro entre otros lo alertó, el cual subió la mirada buscando el origen para encontrarse uno en particular, uno que le traía malos recuerdos; un cuervo. ¿Significaba eso un mal augurio?
Kratos pareció entender la preocupación de su hijo y puso una mano sobre su hombro, provocando un salto en el contrario.

–Es solo un pájaro hijo, no pienses en aquello. – Como padre haría lo que fuese por un hijo, sacando su hacha y dispuesto a matar aquel pájaro, no obstante Atreus lo detuvo y negó con la cabeza.

Quizás solo sean imaginaciones suyas.

Fueron de caza, como tantos años que no iban juntos, Atreus demostró su gran habilidad con el arco, una mejoría considerable a cuando lo vió su padre por última vez en el Ragnarök. Se sentía orgulloso por ver el hombre que se había convertido, y estaba convencido de que su hijo sabrá llevar una familia sin su presencia.

–Vamos a cazar ciervos.– Comentó Atreus junto a su padre.

–¿A dónde?

–Pues... a donde haya ciervos.

Corrieron un poco más hasta que divisaron uno en lo alto de una roca. Atreus suspiró hondo y apuntó con su flecha a una zona conflictiva del animal, quería que muriera sin sufrimiento. Y como planeó, lanzó la flecha en el cuello donde la vena más grande reposaba y la atravesó, lo cual hizo que el ciervo cayera muerto en segundos.

–Muy bien hijo.– Le felicitó su padre. Aquello sería su comida para un mes.

🏹🏹🏹

El primer día concluyó con un par de ciervos como sustento y algunos draugrs y bandidos eliminados. Volvieron a su hogar a la noche y ambos descansaron sus armas en sus respectivos lugares. Atreus se lanzó a su vieja cama y suspiró profundamente de cansancio, pero satisfecho por sus hazañas. Kratos soltó los ciervos y se sentó en su cama, observando a su hijo con una pequeña sonrisa. Después se tumbó pero sin llegar a cerrar los ojos.

–Ha sido un gran día padre.– Le comentó. – Hace tiempo que no estábamos juntos así. Me alegra.

–A mi también hijo. Mañana podemos ir a donde quieras.

–No me importa dónde. Por cierto, ¿cómo esta Sindri?– Preguntó con duda.

–Bueno él va a lo suyo.– Comentó Mimir desde la mesa.– Sigue trabajando en lo que se le da bien.

–No sé si aún querrá verme.

–Podemos intentarlo.– Dijo Kratos.– Descansa Atreus.

El chico asintió y se giró hacia un lado, su padre lo observó una vez más y finalmente cerró los ojos, dispuesto a descansar.

Como todos temían, Speki y Svanna murieron tres meses después, pero en compañía y felicidad de los suyos. Atreus las honró como se merecían por todo el tiempo y servicio que dedicaron al trineo.

Así estuvieron durante unos seis meses más, de aventura en aventura y viviendo momentos inolvidables que ninguno de los tres iba a olvidar. Atreus seguía viendo a esos dichosos cuervos, ignorándolos por completo.

¿Significará algo importante?

...

𝙼𝙰𝚂 𝙰𝙻𝙻𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝚁𝙰𝙶𝙽𝙰𝚁𝙾𝙺 - 𝓐𝓽𝓻𝓮𝓾𝓼 𝔂 𝓽𝓾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora