¡Definitivamente es de locos! Esto se me está yendo de las manos. Ahora todo el mundo creerá no solamente que Charles y yo nos hemos separado, sino que, para colmo, he sido engañada. ¿En qué momento me pareció buena idea venir a este pueblo e inventar semejante disparate? ¿Qué me está pasando? ¿Todo esto lo estoy provocando yo? Fijo que se me ha adelantado la crisis de los cuarenta.
Debo volver al hotel y conectar el teléfono. Necesito decirle la verdad a Charles. ¡Mi perfecta vida se va al carajo! Me ha costado mucho estar donde estoy para tirarlo todo por una miserable crisis de identidad provocada por una mujer que se gana la vida engañando a la gente. ¡Sé quién soy y sé quién quiero seguir siendo!
***
—¿Qué le ha parecido nuestro precioso pueblo medieval? —pregunta la recepcionista al verme entrar en otro intento de acercamiento.
La miro intentando no decirle lo que pienso, conteniendo mi rabia.
—No hay palabras para describir este pueblo. —Aprieto los labios, sujetando mis palabras.
—Es precioso, ¿verdad? ¿Ha podido visitar algo o quiere que le aconseje? Puedo acompañarla... —Insiste en su amabilidad, pero yo digamos que no estoy muy amorosa.
—Prepárame el registro de salida para mañana por la mañana a primera hora, me largo de este lugar.
—Pero ¡si ha llegado hoy mismo! No le ha dado tiempo... —Intenta convencerme, pero la corto.
—Mira, bonita, me voy de este loco lugar de absurdas normas, gente borde y animales salvajes. Venir fue un error y ahora mi vida se desmorona, todo por mi culpa. ¿Ves ese coche? —apunto con el dedo índice lleno de rabia tras la cristalera—. Es el precioso Jaguar de mi marido. ¿Entiendes la vida que tengo? Nada de lo que pueda encontrar aquí será mejor que eso, tengo que volver...
Hablo sin parar como una locomotora, como una pirada enloquecida al borde de un ataque de nervios. La muchacha, claro está, no entiende nada de lo que deliro. Me mira a los ojos con cara de pena.
¡Lo que me faltaba, que sientan pena por mí!
—Señorita Carrión, ¿se encuentra bien?
La chica voltea el mostrador poniendo una mano sobre mi hombro y yo me desmorono como nunca antes en mi vida. Empiezan a brotar lágrimas sin control alguno. La enroscada revista que llevaba entre las manos cae al suelo abriéndose justo por las páginas donde se especula falsamente sobre mi vida. La chica la recoge; se acaba de percatar de que soy la misma mujer de la foto. No dice nada y me acompaña amablemente hasta unas cómodas butacas que hay en recepción. No sé por qué no puedo dejar de llorar. Estoy llorando junto a una desconocida a la que he tratado fatal y ella está siendo más amable conmigo de lo que lo ha sido jamás nadie en mi vida de Madrid. Me ofrece pañuelos de papel y, tras derramar tres o cuatro litros de lágrimas, sin mediar palabra, recobro la compostura.
—Siento que no haya tenido un buen día. Le aseguro que este pueblo es más de lo que parece. Se merece otra oportunidad, todos merecemos otra oportunidad... —me mira arqueando las cejas.
Esta vez consigue que asome una sonrisa a mis temblorosos labios.
—Gracias por tu amabilidad, no sé que me ha pasado. La verdad es que no ha sido un gran día —Guardo la revista en el bolso y recobro mi orgullo.
—No se preocupe, yo tengo muchos días de esos, y créame... ¡Arde Troya cuando estoy así!
Las dos reímos a la vez. Por primera vez desde que llegué, mis sentidos se relajan y me siento cómoda.

ESTÁS LEYENDO
CUIDADO CON LAS EXPECTATIVAS
ChickLit¿Puede una extraña mujer a las tres de la mañana después de unos cuantos San Franciscos, remover el pasado y cambiar mi vida para siempre? ¿Mi perfecta vida? ¡Maldita mujer Siempre tuve claros mis objetivos, mi vida en Madrid ha superado todas mis e...