Capítulo 18

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Un año después...

Mi divorcio con Charles no fue para tanto. Podría haberle sacado todo lo que quisiera; sin embargo, la nueva Lena no tenía la necesidad de hacer eso. ¡Ay!, si esto me hubiera sucedido unos años atrás, ahora estaría celebrando mi divorcio en un yate con el punto de mira en el dueño de otro yate... Pero no, la nueva Lena es tonta de remate. Mi pellizquito para invertir en algo si algún día se me ocurre cualquier negocio, mi ropa, mis joyas y mi Giulietta. Para qué quiero más.

Este último año lo he invertido en mí. Acabé un curso de dirección de empresas que dejé a medias cuando conocí a Charles. ¿Para qué? No lo sé, pero lo acabé, necesitaba hacer algo. Reforcé idiomas, saneé mis amistades y adopté una gatita blanca y negra. ¡Ah! Y todo eso combinado con mi nuevo trabajo de mierda. Sí, de momento soy camarera en una cafetería... Qué cutre, ¿verdad? Cuando hablo con Leire por teléfono se ríe de mí, pero oye, no está tan mal ver salir a esas mujeres bordes con un bigote de espuma... ¡Menuda cosa me enseñó!

Ya sé que no tendría por qué trabajar de momento con el pellizquito que me cayó en el divorcio, pero Sara me dio una lección de vida en cuanto a lo de ser una mujer independiente, y reconozco que me hace sentir bien. Menos cuando odio el mundo, cuando quiero matar a la gente odiosa y romper tazas en la cabeza de los clientes. Por suerte, pocos días al mes me pasa eso. Por lo demás, todo bien.

Mi objetivo es Barcelona. Bel me ha conseguido una entrevista con el buenorro de su jefazo alemán, ese que se parece a Ashton Kutcher, así que le he sacado el polvo a mis Louboutin y a ver si tengo suerte. Voy camino a Barcelona. Mi vecina Elia cuida de Cola; así se llama mi gatita.

Ya sé que no he hablado de Nacho, no sé que decir. ¿Sabes cuando te rompen el corazón a pedazos y lo pasan por el túrmix? Pues así estuve medio año aproximadamente, hasta que entendí que es mejor ir por la vida sin expectativas, así los golpes se encajan de otra manera. No he vuelto a estar con otro hombre. No puedo, no estoy preparada, no dejo de pensar en ese uniforme y ese olor... Pero ¡lo que sí encontré por internet fue un telefonillo de ducha de Elvis! La mejor compra de mi vida...

Todavía me pregunto cada día si pensará en mí o si habrá rehecho su vida. Se merece ser feliz, que lo amen tanto o más de lo que yo lo amé, que no es poco, pero que viva siendo amado. Digo esto, pero la verdad es que solo de pensar que otra mujer pueda tocarlo, me retuerce las tripas. Pero la vida es así, un día eres millonaria, otro tienes orgasmos en la ducha, otro recuperas un amor perdido y otro estás más sola que la una viviendo con una gata...

C'est la vie.

***

La entrevista no ha ido mal del todo. Como era de esperar, el alemán buenorro no estaba solo. Su mujer, una chica encantadora, me ha hecho alguna pregunta rara. Me han hablado de los dos hoteles e incluso me han preguntado si estaría dispuesta temporalmente a hacer alguna sustitución en el hotel del pueblo. Casi me muero, pero, evidentemente, he contestado a todo que sí. Me he mantenido en mi lugar sin mirarle mucho el culo al alemán y diciendo a todo que sí. Parecían contentos conmigo, no sé. Presiento que se avecina un traslado...

***

Casi choco con el coche de delante por mirar el cartel. ¡Los Guns N' Roses vienen a Barcelona! ¡Oh, Dios mío! En cuanto pueda, me compro dos entradas. Pienso obligar a alguien a venir conmigo, esta vez no voy sola. No puedo evitar pensar en Nacho. Espero que no me lo encuentre y menos si va de la mano de alguien, porque juro que me tiro de la grada y, al ser un concierto de rock, seguro que me hacen la cama y salgo con el cuerpo y alma ilesos. En fin...

Me está llamando Bel, y contesto con el manos libres del coche.

—¿Cómo ha ido?

—¡Pues muy bien! Ella es encantadora y él... No tengo palabras no obscenas para describirlo.

CUIDADO CON LAS EXPECTATIVASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora