Capítulo 16

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Se estaba saliendo de control, pero no podía detenerse, no sabía cómo hacerlo. Durante la última media hora después de regresar a la fiesta Trent observó como su jaguar lo empujaba en una caída en picada, cada vez más y más profundo.

Y no podía hacer nada para detenerlo, tampoco estaba seguro de querer un paracaídas... Estos sentimientos tan confusos podrían hacerlo entrar en pánico, pero mientras veía a Bonnie hundir una cereza en chocolate, el fruto partido a la mitad y pinchado con un palillo blanco en el medio... Él solo se quedó ahí, esperando.

Estaba siendo alimentado.

En el lenguaje de los cambiantes alimentar a otro es una señal de cuidado, afecto y preocupación, no es tan sencillo como tomar una manzana buscar un puma o un leopardo y metersela en la boca, obtendrías un par de gruñidos y una larga explicación de porqué pueden conseguir su maldita comida sin ayuda y cómo les has faltado al respeto.

En el mundo de los jaguares... Es mucho más complicado. La parte de la alimentación sólo está permitida a una pareja, la independencia está demasiado arraigada en sus células como para permitirselo a cualquiera. Una vez que aprendió a tomar una cuchara de cachorro Trent nunca más volvió a recibir comida en la boca.

Hasta ahora.

Bonnie alzó la decimotercera cereza hasta la boca de Trent, y él abrió, como un felino domesticado.

«No está bien, no es correcto» susurró el lado humano, pero esa pequeña voz estaba casi desvanecida, ahogada, no podía moverse, el animal no se lo permitió. Había tomado el control desde que una llamarada de pánico ardió en su corazón cuando Bonnie mencionó que no estaba segura de quedarse en Gold Pride. Pero el jaguar no quería dejarla ir, no debía dejarla ir, porque Bonnie era su presa y tenía que marcarla ¿para qué? Trent aún no lo sabía, los instintos eran una jodida mierda y ahora mismo estaba lleno de ellos.

Sus sentidos estaban extendidos para capturarlo todo, especialmente a los hombres que se acercaban a Bonnie, quienes la miraban, quienes le sonreían, quienes se atrevían a decirle que se veía hermosa en ese vestido rojo, mientras él estaba ahí manso como un cachorro.

No podía simplemente ceder a la tentación de gruñir a los demás y mostrarles los dientes, arruinaría la fiesta, así que en lugar de pelear se plantó con orgullo más cerca de Bonnie y la tocó cada vez que algún amigo lejano o ex compañero de enclave se acercó a ella. Entre machos las muestras silenciosas de poder podían entenderse mejor, Bonnie estaba con él y si algún soltero valiente pretendía robar su atención podía hacerle frente, sin importar cuán grande fuera el león.

Solo debía tener cuidado de que hubiera una provocación obvia del otro lado.

-Estás muy callado. -Bonnie alzó la vista hacia él, sus grandes ojos eran dorados en absoluto-. ¿Pasa algo?

Ella hundió otra cereza en el chocolate fundido de la cascada y se lo llevó a la boca dejando un rastro pequeño de chocolate sobre sus labios. Y luego deslizó la lengua para removerlo. «Dios santo» el cuerpo entero de Trent se puso rígido, caliente como un incendio.

-Solo estoy pensando.

«Cómo evitar caer más en ti»

-¿En qué? -Cuestionó, Bonnie tomó un pequeño vaso que antes tuvo tequila y lo llenó de chocolate, lo bebió mientras lo miraba con una clase de atención ardiente que podía ser fácilmente malinterpretada.

Pánico en su sangre, un rugido en su corazón.

-En que tu familia no es tan mala como parece -respondió, después de reunir un par de neuronas funcionales para aclararse la voz, y el cuello de la camisa también.

Cautivo (Serie Gold Pride 3.5) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora