Capítulo 8

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No usaron la escalera colgante al regresar a la Casa Matriz, en vez de eso entraron por la puerta principal.

Su nombre se escuchó como una exclamacion ahogada, Bonnie giró en dirección del llamado y su pecho se agitó un poco al ver la preocupación en los ojos ambarinos de Ava Storm, ella terminó de bajar por las escaleras de caracol y la tomó en un abrazo firme.

Vestida todavía con su atuendo formal que usó para la ceremonia de inauguración, una blusa blanca suelta, vaqueros azul medianoche y botas negras de tacón, su perfume le llenó los pulmones debido a la cercanía.

Incluso cuando tenía un ronco gruñido atrapado en su pecho, Bonnie reconoció que temblaba apenas.

A Bonnie le gustaba decirle que se parecía a una nuez, tenía una coraza resistente que actuaba como un escudo fuerte para su suave interior. Ava siempre le gruñía cada vez que se atrevía a llamarla suave. Pero así era esta mujer, se preocupaba por los suyos, como ahora se preocupaba por Bonnie.

-¿Estás bien? -Preguntó, su voz agitada y llena de pena y alivio en partes iguales-. No me escribías y tampoco atiendes mis llamadas, tampoco las de Carol ¿estás bien?

La tigresa se apartó, y luego reparó en la firme presencia del hombre a un par de pasos de Bonnie. Ava estrechó la mirada sobre Trent, el jaguar la sostuvo incluso cuando el aire cambió y se llenó de un sabor peligroso. Poder, bruto y enorme. Un poder que Ava le había revelado una noche a casi un mes de haberse emparejado con el lugarteniente de la coalición.

-Necesita un estímulo demasiado crudo y preciso para activarse -le había dicho, su cuerpo un manojo de nervios que Bonnie trataba de desenredar mientras trenzaba su cabello anaranjado-. Está contenido, en parte gracias a Marshall. Él vive en mí, lo ve, lo tiene. Pero a veces sale a flote en fragmentos pequeños.

A Bonnie le había costado entenderla, así que esa noche no hizo preguntas, escuchó a su amiga y ella le dijo solo lo que estaba dispuesta a compartir, había más, cosas que ella definía como retorcidas, pero no se las mostró.

-¿Por qué estás medio desnudo? -Ahora Ava le preguntó a Trent.

Una expresión de fastidio y desdén y luego, el jaguar ignoró a Ava para centrarse en Bonnie. Ojos salvajes, verde bosque brillando. Pequeños hilos de calor, sensaciones agitando sus entrañas.

-Ante cualquier cosa -él dijo, su voz práctica y con bordes ásperos, una sensación auditiva diferente que le erizaba la piel-. Sabes donde encontrarme.

Con un único ademán de despedida dirigido hacia ella, y una advertencia en los ojos cuando cruzó la mirada con Ava, Trent subió por las escaleras.

-¿Bonnie? -La voz de Ava se tornó inusualmente aguda-. ¿Qué está pasando? Te vi salir con Boyd -La miró con inquietud, algo de temor se filtró en su voz, pánico en sus ojos ambarinos-. Huelo sangre en ti.

Bonnie se miró la blusa, encontró algunas pequeñas salpicaduras, las manchas más grandes estaban sobre la ropa de Boyd y el tapizado de la camioneta.

La oleada de culpabilidad amenazó con golpearla, pero no podía permitirlo, no cuando sabía que Ava temía que la sangre fuese un posible detonante del poder. Su amiga tenía demasiado miedo de lo que había en su cabeza, por suerte, tenía un respaldo, un apoyo incondicional.

-No es nada -bajó la voz, echando un vistazo a los alrededores, la sala común vacía a esta hora de la noche, continuó-
-. Lastimé a Boyd -gravilla en su voz, un dolor sordo en el pecho-. Él está bien, estará bien. Trent reparó el daño.

Cautivo (Serie Gold Pride 3.5) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora