Trent intentó alejar su mente de los recuerdos de aquella mujer durante todo el día, su jaguar se paseaba nervioso dentro de su mente, el pelaje crispado, chasqueando los dientes. Un gruñido animal quería escapar de su control, pero lo detuvo con la pura fuerza de su voluntad.
El humano mandaba sobre el animal, jamás debía ser al revés.
Era por eso que no entendía porqué le escribió a su teléfono, era casi medianoche. Bonnie debía estar terminando su turno en el restaurante. Solo es para saber sobre su estado, nada más que eso, se dijo mientras apretaba los dientes.
Estaba preocupado. Y esa preocupación, se dijo, era sencillamente el tipo de preocupación de un médico hacia su paciente, y Bonnie seguía siendo la paciente de Trent.
Ir por esa línea de pensamiento fue un error, el jaguar se agitó todavía más.
Una silueta envuelta en la oscuridad, Trent deslizó sus ojos en una estrecha mirada hacia su izquierda para capturar las suaves curvas de una mujer que se acercaba a él. Respiró hondo, su perfume tenía una combinación de vainilla y naranja, algo de jabón y humedad fresca. Bonnie se había duchado antes de venir a él.
Apretó su mandíbula, el dolor no fue nada comparado con la intoxicante imagen que creó en su mente en una nueva forma de torturarse. La piel de Bonnie se veía mucho más suave con agua y jabón escurriendo por sus formas.
-Bonnie.
Su saludo salió áspero. Ella se detuvo frente a Trent, la absoluta cubierta de la noche mantenía lejos la expresión de su rostro, pero su voz mostró su preocupación cuando dijo:
-Hace frío, podrías haber esperado adentro.
-Te dije que te esperaría aquí.
Ni siquiera sabía porqué le había escrito eso en primer lugar. Debía ser el impulso más absurdo que había cometido en años.
-Bien, ya estoy aquí.
Pudo notar algo de inquietud en su breve respuesta.
-¿Me dirás qué pasó?
Un poco de silencio, arañado por el viento entre los árboles lejanos.
-¿Vamos a ir adentro? -Una demanda que sonó casi como un gruñido animal-. No me gusta el frío.
Bonnie se cubrió con los brazos. A Trent por poco se le sale el pelaje.
-Sígueme.
Se escabuyeron entre los árboles que rodeaban la Casa Matriz. Ella no le preguntó nada, se sumergió en el abrigo de la noche, susurros de hojas secas y tierra humedecida, suspiros de ramas desnudas en una noche sin luna ni estrellas. Una noche donde un depredador como Trent podría cazar más presas de las que podía comer.
En quince minutos llegaron a un sitio en el que apenas pasaba cinco minutos al día.
-¿Qué es esto? -Ella le preguntó.
La inquietud se había ido dando paso a un asombro que le pareció tan tierno como la forma en que rondaba alrededor de la construcción.
-Aquí es donde me mudaré.
Trent se acercó a la puerta de la cabaña que en realidad era tan solo una sencilla habitación. La estructura de madera sólida tenía tres paredes y media y una de ellas, la más grande, ancha y alta, estaba hecha de vidrio a prueba de balas. El techo caía en picada hasta una media pared. Luego de abrir la cerradura con lector digital de huella, abrió para que ella pudiera entrar.
Hizo un barrido panorámico con los sentidos para asegurarse de que no había nada extraño rondando por ahí, después entró. Activó una luz recargable adherida a la pared de la puerta, el pequeño cuadrado brilló en un color anaranjado amarillento.
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Cautivo (Serie Gold Pride 3.5)
RomansaLa vida de Bonnie Lewis no puede empeorar... O tal vez sí. Su compañero ya está emparejado, su instinto de emparejamiento sigue activo y para colmo su animal está a un pelo de salirse de control. Y por si no fuera poco, el calor que inunda su cuerpo...