Capítulo 23

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Una corriente helada sacudió sus sentidos a la mañana siguiente, Trent levantó la cabeza en alerta y se incorporó de inmediato cuando la vio entrar en la cabaña. Tras ponerse de pie se quedó quieto, entregándose al fraterno abrazo de Tanya. Cientos de palabras se estrellaron en su lengua, pero no salieron. Un nudo de emociones se enredó en su garganta, pero no las dejó ver, no quería preocuparla más de lo que ya lo había hecho.

Los recuerdos de su juventud emergieron en su mente, dejándole el mismo sabor agridulce. No importaba el tamaño de sus errores, al final Tanya siemre aparecía para apoyarlo.

—Dios hace tanto tiempo no me has dado un susto así —Tanya murmuró con tensión las palabras contra el material de su uniforme de patrulla, al oírla así Trent cerró sus brazos alrededor y la sostuvo con mayor fuerza—. Creí que se te había olvidado esa costumbre.

Ella se apartó un poco, lo miró a la cara, un brillo acuoso cubría sus ojos verdes, luego se endurecieron con un reproche que esperaba se lo diera después. De todos modos la puerta abriéndose lo habría detenido, Trent deslizó su atención más allá de su hermana, su sangre se calentó en sus venas al ver a Patrick.

Dejó salir el aire por la boca, y luego relajó el cuerpo.

—Patrick...

La suave mirada del alfa lo recorrió de arriba a abajo y luego se dirigió al cuerpo de su leona.

—Trent..., están bien..., oh gracias a...

Estrelló su puño contra la quijada de Patrick con toda la fuerza y rabia que había contenido en su cuerpo, el león se tambaleó hacia atrás un par de pasos, su expresión aturdida duró unos segundos, después se enderezó en toda su altura y cargó contra Trent empujándolo contra la pared más cercana. El impacto de su espalda contra la dura superficie de madera no fue nada comparada con la sensación aplastante de sus manos en su cuello.

Pero no dejó de mirarlo a los ojos, no dejó de derramar su enojo. El coraje enervaba sus sentidos, un jaguar no podía hacerle frente a un león, pero lo que no tenía en tamaño lo compensaba con tenacidad.

Una amenaza era una amenaza sin importar cuán grandes son los dientes.

—¡Idiota! —Patrick masculló—. ¡Acabas de golpear a Tanya!

«Ah..., mierda» olvidó que el imbécil estaba vinculado. Aún así...

—Te dije que podía hacerla volver —gruñó, aplastando la sensación de culpa al ver que Tanya se alejaba hacia la puerta. Pediría perdón después—. Ahora no despierta ¡y todo porque no soportas esperar!

—Estaba llevando su cuerpo y mente al límite —Patrick dijo entre dientes, su voz se mezclaba con un borde animal—. Si esperas alguna clase de culpa en mí, espera sentado y cómodo hasta que te des cuenta de que tomé la decisión correcta para salvar su vida.

—¡Le quitaste la opción de luchar! —Gritó.

—¡Ya había luchado demasiado!

—¡Había vuelto en sí hasta que la obligaste a la inconsciencia!

Con una mano inmovilizando su pecho contra la pared con una fuerza brutal, Patrick cerró un puño.

Un latido después el agua fría los empapó a los dos, Patrick se apartó de un salto y dio un giro brusco para gritarle a cualquiera que hubiese hecho eso. Pero detuvo su golpe, y quedó inmóvil. Mantuvo la mirada de Tanya un par de segundos, ella la sostuvo con una expresión tan feroz y furiosa que le provocó un escalofrío a Trent.

La puerta volvió a abrirse y el aire helado los hizo doblarse a ambos.

—Ah entonces para eso era el agua —comentó Daryl con un tono divertido, miró a Trent y luego a Patrick, la risa le llegaba a sus ojos oscuros—. Ya veo quien lleva los pantalones en la coalición.

Cautivo (Serie Gold Pride 3.5) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora