Capítulo 25

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Un sonido distorsionado y lejano le hizo abrir los ojos. Era algo molesto, parecido a la estática, y parecía que estaba sonando desde hace un buen tiempo. Bonnie movió un poco la cabeza y sus sentidos regresaron de golpe, la cálida sensación de un cuerpo sólido que se amoldaba a su espalda y tenía una de sus piernas metida entre las suyas.

Una respiración suave cerca de su cuello le hizo cosquillas.

Una mano en su vientre la mantenía quieta en su lugar en la cama, donde se sentía segura, era el sitio donde debía estar.

Pero ese sonido comenzó a ser inquietante en su insistencia.

Abandonó la comodidad y se sentó, exploró la habitación con la vista y el oído, pronto encontró el radio transmisor de Trent en una repisa junto a la puerta.

-Trent..., el radio está sonando.

Su mano se movió pesada sobre su cuerpo hasta encontrar su cadera. El jaguar se quejó del cansancio.

-Debe ser una interferencia con otras señales -murmuró..., ah..., esa voz pesada y ronca en la mañana..., Bonnie se mordió el labio y apretó los muslos-. Vuelve a dormir, todavía es temprano.

La oferta era tentadora, sobre todo cuando él se dio vuelta quedando boca arriba en la posición perfecta para acurrucarse en el sonido de sus latidos. Sin embargo, Bonnie seguía inquieta.

Su piel estaba tensa, sentía algo raro en el aire. Algo desconocido en su mente, un tipo de energía zumbaba alrededor.

Otro sonido, más agudo, se elevó desde alguna parte.

Trent medio gruñó.

-Ese es mi llamador.

Estiró su brazo hasta el otro lado del colchón y en el pequeño espacio que había junto a la pared recogió un pequeño aparato rectangular, tenía una pantalla más pequeña que brillaba con luz verde.

-Accidente, un par de heridos. El descanso terminó.

Trent volteó hacia Bonnie, su mano se deslizó entre los muslos de ella al tiempo que fundía sus labios en un beso apresurado. Un pulso caliente en su sangre, una energía diferente oscilaba en su cuerpo. No lo entendía, pero se sentía bien, tan bien...

-¿Qué habrá pasado? -Preguntó con una mano en el corazón.

No quería preocuparse, precisamente porque la palabra accidente podía abarcar desde caídas y raspones hasta quebraduras y cortes profundos. Un accidente en Gold Pride siempre era una sorpresa.

Pero aún así...

El sonido del llamador se repitió en código, dos sonidos largos y tres cortos.

Trent suspiró.

-Eso puede significar pelea de bar, el accidente debió ser un uso irracional de fuerzas. Generalmente los leones se contienen así que no será nada grave.

-¿Cómo puedes estar tan seguro?

Trent buscó sus gafas de marco delgado y se las puso, luego la miró, sus hormonas le dieron la bienvenida a una necesidad que se sentía como un fogonazo sobre la piel.

-En medicina estudiamos el comportamiento cambiante, y los cambiantes grandes aprenden desde pequeños a nunca usar toda su fuerza si no es necesario. Así que, a menos que uno de los nuestros tenga tendencias psicópatas o asesinas, solo serán heridas leves. Ahora, tú irás a desayunar -ordenó, sus palabras fueron un susurro, acompañadas por una mirada intensa sobre sus labios-. O terminaré desayunandote a ti.

Sonriendo, Bonnie hizo un intento de morderlo pero él la esquivo y se arrastró hasta el borde para cambiarse de ropa. Bonnie fue espectadora del proceso, sin culpa, ni remordimiento, ni la sensación incorrecta, no había nada impidiéndole apreciar la ágil y hermosa figura del hombre que era suyo.

Cautivo (Serie Gold Pride 3.5) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora