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OMNISCIENTE.
(Cocinando con Chars)

Para Pablo era increíble el ver lo que tenía al frente, era Ana con el estúpido piloto. Ambos sonreían mientras platicaban, parecían bastante agusto juntos y eso lo llenaba de rabia.

Para nadie paso desapercibida la mirada que Pablo tenía al ver la mesa en una de las esquinas del lugar, tenía su mirada bastante fija en los dos.

Su puño se apretó en si al punto que sus nudillos se pusieron rojos, tenía celos.

Celos al ver a su chica con alguien más, el detestaba eso y le fue inevitable el no sentirlo. Con tan solo ver su sonrisa tan pura y bonita, sonrisa que el no había provocado y eso lo volvía loco.

---Tranquilo, hermano ---Aurora lo tomó del hombro en un intento de tranquilizarlo.

Pablo le dio una corta mirada antes de regresarla a la mesa en la que la castaña estaba.

---Sabes que... ---ella tomo su monedero y le quitó de las manos una botella que tenía---Nos vamos Pablito.

---Dámela ---el sin esfuerzo se la volvió a quitar sirviéndose otro trago.

---Te haces daño ---la chica lo miro con una mirada de lastima plasmada en su rostro.

---No sabes lo que siento Auro ---nego tomando su rostro entre sus manos.

---Lo se Pablo, y no sabes lo mal que me pone el verte así ---ella se puso a su lado mientras lo abrazaba.

---Yo... La sigo queriendo ---el sin poder evitarlo soltó un par de lágrimas, Aurora le daba gracias a dios el que ambos estaban bastante alejados de la pareja para que así no vieran a su hermano.

---Si quieres seguir bebiendo hazlo, yo estaré aquí para cuidarte ---ella sabía perfectamente lo que él estaba sintiendo en ese preciso instante.

---Te amo Auro ---el sumió su cabeza en el pecho de ella, Aurora lo enrollo en sus brazos como tal bebé.

---Tambien te amo hermanito ---respondió dejando un suave beso en su frente.

Pablo ni siquiera acabo la botella cuando se puso de pie con torpeza y camino hasta la salida, su hermana corrió a seguirle mientras dejaba dinero en la mesa.

---¿Nos vamos ya? ---dijo fuerte para que el la escuchará.

---¡No hay nada que hacer aquí! ---grito provocando que Ana y Charles le miren.

Ana no supo que hacer y solo se limitó a mirarle mientras se iba, Aurora al pasar por su lado les dedicó una sonrisa a ambos y siguió a su hermano.

---No lo había visto ---la suave voz de Charles hizo que saliera de su trance.

---Yo tampoco ---respondió dándole una ligera mirada.

Los dos siguieron platicando un rato más, hasta que a Charles le empezó a doler la cabeza y se tuvieron que marchar.

Ana insistía en que fueran a un médico para que le revisara, tenía miedo a que alguno de los golpes que se daba al entrenar le hubiese afectado.

CAFÉ ―Pablo Gavi, Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora