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OMNISCIENTE.
(El chico del restaurante)

---Ana si tú me lo pides, si tú realmente lo deseas... Yo no te volveré a buscar en mi vida ---ella pudo sentir como el chico se rompía al decir aquello.

---Eso es algo que no quiero que pase, no lo deseo Chars ---respondió limpiándose las lágrimas que empezaban a salir de sus ojos.

---Te prometo que en cuanto regreses, viviremos felices en una casa a la orilla de la playa ---dijo provocando que su corazón se vuelva loco.

---No prometas cosas que no cumplirás, no me mientas... No me destroces de esta manera ---pidio con lágrimas en sus ojos mientras sostenía con fuerzas el celular.

---Lo juro, Ana.

Ana había decidido irse a Sevilla hace dos semanas para visitar a sus padres y abuela, la única que lo sabía era la señora Belle y ahora Charles.

Aprovechando que el clima era perfecto lo hizo, en Diciembre es bastante complicado viajar por lo que al ver la oportunidad de hacerlo no lo dudo y cogió el primer vuelo.

Y es que había ignorado la petición de Violeta de viajar los tres juntos, no los quería molestar para hacer un viaje así por lo que optó por hacerlo sola.

Charles le había hecho bastantes intentos de llamada y ella al ver lo desesperado que estaba le cogió una, y aquí estaban ambos, teniendo una conversación que ni uno de los dos podía explicar.

---¿Cuando tienes pensado regresar? ---preguntó desde el otro lado.

---No hay vuelos...

---Yo puedo enviar a alguien por ti ---dijo rápido sin dejarla acabar.

---No es necesario, aprovecharé el estar aquí, no sé cuándo pueda regresar otra vez ---explico.

La llamada se basó en muchas disculpas por parte de Charles, ella no sabía cómo reaccionar y sin poder evitarlo una sonrisa hizo que sus lágrimas se detuviean.

El piloto trataba de hacerla reír y ella de tratarlo bonito, era lo mínimo que podía hacer después de haber reaccionado tan mal el otro día. Ella también había cometido errores, no debía enojarse por algo así.

---Te debo colgar ---dijo la muchacha al ver cómo se quedaba sin batería---Cargo el celular y seguimos hablando después.

---Ten una bonita tarde, no olvides que te quiero ---se despidió, ambos se habían tranquilizado después de aclarar todo.

Al acabar la llamada ella pudo finalmente sonreír con sinceridad, le había hecho bastante falta escuchar la aterciopelada voz de Charles, de su Charles.

Su estómago rugió exigiendo algo de comida por lo que ella enseguida tomo su monedero y camino hasta un restaurante antes que oscureciera, la ciudad se miraba hermosa ha esa hora.

---Pasta con queso ---pidio una vez el mesero se acercó.

El chico asintió y se retiró con la carta, carta que ella no quiso leer.

Después de esperar un rato tomo una liga de cabello y lo ató, camino hasta el lavado para lavarse las manos y así comer tranquilamente.

CAFÉ ―Pablo Gavi, Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora