CAFÉ ―Pablo Gavi, Charles Leclerc

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ANASTASIA GÓMEZ.
(Tal vez aún no lo
olvidó...)

Estaba fuera de casa regando algunas plantas que había decidido comprar, a mi jardín le venía bien una mano así que decidí tomar un poco de mis ahorros y ayudarle a verse bien.

Mi celular empezó a sonar así que deje el rastrillo en el suelo y corrí hasta dentro, al ver la pantalla ví como no tenía el número registrado pero de igual forma conteste.

---¿Hola?

---Soy yo Ana, Pablo ---ni siquiera tuve el tiempo de asimilarlo, no sabía cómo había conseguido mi número puesto que lo había cambiado.

---Oh, bien... ---no supe que responder, no me molestaba hablar con el solo me había sorprendido un poco.

Nunca he sido una persona rencorosa, pero aveces hay personas que te lastiman demasiado, tanto que incluso es difícil voverles a hablar por un buen tiempo.

---No puedo seguir así contigo Ana, necesito verte y conversar ---su voz sonaba tan distinta, me atrevería a decir que incluso sonaba un poco triste.

---No creo poder hoy, estoy bastante ocupada ---trate de evadirlo.

---Pienso en ti todo el tiempo, te extraño ---sus palabras hacían que mi corazón diera saltos, creía que ya no sentía nada por Pablo, pero creo que aún le falta mucho por sanar---¿Tu lo haces?

---Tal vez un poco ---respondí sin pensar, el aún me hacía bastante falta.

Extrañaba ir a sus entrenamientos y partidos, extrañaba darle sus dos besos de buena suerte. No me sentía culpable por sentirlo, después de todo soy una persona que tiene sentimientos.

---Se que todo está hecho, solo quiero que al menos nos veamos una vez más ---suplico haciendo que me sienta mal.

---¿Una vez más?

---Ana, quiero que sepas que si eres feliz con ese piloto... ---hizo una breve pausa antes de seguir---Yo también seré feliz.

Tenía ganas de llorar, no sabía porque pero quería hacerlo.

---Me importa mucho tu felicidad, también quiero verte feliz Pablo ---respondí reteniendome---Creo poder liberar un espacio en mi agenda para hoy mismo si tú quieres.

---¿A la hora de siempre? ---pude escucharlo reír, pocas veces lo hacía y aún seguía pensando el que el tenía la risa más preciosa del universo.

---A la hora de siempre.

---Ana, yo me quería disculpar por lo de ayer, el mensaje estuvo mal y me retracto por lo que dije ---se disculpo.

---No te preocupes.

---Es que incluso es irónico de mi parte, por favor discúlpame ---pidio.

---Que está bien, estás disculpado ---reí mientras caminaba de nuevo al jardín.

---¿Te veo en la noche?

---Claro que si ---respondí contenta, su llamada me había hecho sentir extrañamente mejor ---Y por cierto Pablo, muchas gracias por el regalo, está precioso.