27. Sanando Corazones

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En las cosas que Camila nos dio habían todo tipo de cosas, incluso varios snacks y ropa limpia...

Tomé una camisa de franela amarilla que... debo admitir que me quedaba un poquito grande...
Nada era exactamente de nuestras tallas, a algunas personas les quedaban muy pequeñas las prendas de vestir, y a otros les quedaban muy grandes, pero nos tuvimos que acostumbrar mientras tanto.

Fue bueno tomar un baño, y tener comida y refugio.
Pero era imposible no pensar en casa.
Era imposible no pensar en cómo abandonamos las Islas Hirvientes mientras dejamos al Coleccionista destruyendo el mundo.
Era imposible no culparse en silencio.
Era imposible no odiarte en secreto.

Mientras nos acomodábamos y dividíamos los lugares de la pequeña cabaña para pasar la noche, muchos notaron que estaba... "más callada de lo usual", y a pesar de que intentaban acercarse y preguntarme al respecto... sobre cómo me sentía, qué era lo que pensaba, o cuál era mi opinión sobre ciertos debates entre nosotros... yo... realmente no respondía del todo bien.

¿Qué puedo decirles?
Nadie escribió un libro sobre "100 maneras de dar a entender a las personas que no quieres hablar", porque si alguien lo hubiera hecho, les prometo que lo hubiera leído... varias veces...

Sería muy útil para adolescentes atrapados en otras dimensiones lejos de sus familias.
...solo digo.

Me tocó dormir en una pequeña colchoneta, junto a la pared, lejos de la puerta, cerca de una ventana.
Acomodé mis cobijas y mi almohada, todos hicieron lo mismo, poniendo en orden su pequeño espacio.
Esa noche, descubrí en una estantería una serie de libros de Luz que, a pesar de haberlos leído mil veces, nunca me aburren.

—¿Qué estás leyendo?— Eric se acercó a mi y se sentó sobre mi colchoneta. Yo solo le mostré la portada del libro y seguí inmersa en mi lectura, como si con eso dejara en claro que no quería iniciar una conversación, —Lumi me contó lo mucho que te gustan esos libros... ¿Es porque salen tus hermanos?—

Me encogí de hombros, —No lo sé—

—¿Es porque conoces a la autora? ¿A Luz?—

—No lo sé, Eric—

—¿Estás molesta conmigo?—

Suspiré, —No—

Hubo una pausa incómoda, y el dirigió su mirada a las cicatrices de mi cara, —Tus... amigas... están preocupadas por ti. No te ríes de las bromas, no sonríes, no dices... nada...—

—¿Y...? ¿Es algo malo?—

Eric desvió la mirada y se acomodó mejor a mi lado,
—Me gustaría preguntarte eso a ti, ¿Tu qué crees?—

—Creo que... deberíamos ir a dormir—

—Pero no irás a dormir. Te quedarás leyendo la mayor parte de la noche, ¿No es así?—

—Solo... quiero terminar este capítulo. ¿Acaso Luz la Humana... perderá su magia o algo así...?— Bromeé, ya conocía el final del capítulo, lo sabía de memoria.

—¿Luz la Humana?Eric rió y negó con la cabeza, —Nunca—

—¿Eres... fan de Luz?— Sonreí un poco, no creyendo lo que estaba presenciando. Según yo, Eric jamás leyó ni un solo libro sobre "La Casa Búho"

—Si, ahora si—

—¿De verdad?—

—Si, ¡Mega Fan! Ella... Es asombrosa, y... salvó tu vida...— Al decir esa última aclaración bajó la voz y me sonrió, —...Si no fuera por ella, seguro seguiríamos atrapados en las Islas Hirvientes. O... Tal vez estaríamos perdidos, vagando por la tierra sin rumbo—

—Esta Luz— Señalé al libro, —No es igual a esta Luz— Señalé a la ventana, hacia afuera, dando a entender que me refiero a la niña de esta línea temporal, —Y me temo que no le caigo muy bien, y... que esta muy molesta conmigo—

—¿Y qué si lo está? ¿Basarás tu estado de ánimo por lo que opinan las demás personas sobre ti? Eso sólo lo defines tú. Es un poder que solamente tú posees— Eric movió mi cabello semi-mojado-semi-seco para quitar mi flequillo de mi cara. Pude sentir mi nariz tornarse roja, y mis mejillas igual... hice todo lo posible por no soltarme a llorar, —Cuentas con nosotros. Cuentas conmigo. Nadie aquí está enojado contigo. Nadie. Somos tus amigos... Tu Familia—

Solté el libro y me deslicé por la pared hasta dejar caer mi cabeza sobre su hombro, el me abrazó lateralmente y nos quedamos así... por... no se cuánto tiempo.
En silencio.
No era necesario decir nada.
El simple gesto valía por más de mil palabras.

Vi que Skyla estaba platicando con Veesha y Lumity, las tres estaban jugando Bloomsy-Kaboom desde que encontraron el mazo de cartas entre los juegos de mesa que Camila nos dio.

Por otro lado, El Guardia de Bronce, Evan, estaba platicando con California de... quién sabe qué.
Noté un poco de tensión entre ambos, pero a la vez era... tierno, de cierta manera. Estaban acomodando por secciones la comida que Camila nos proveyó.
Escuché que California se quejó de un raspón de su rodilla que había ganado en medio de la batalla, y Evan se ofreció a colocar un pequeño curita que decía "HELLO KITTY" con letras rosadas para ayudar a evitar el sangrado...
Lo único que alcancé a escuchar de la conversación fue algo como, —No es una herida grave, pero entiendo que puede ser muy incómoda. Esta justo en tu articulación... siempre que muevas tu rodilla va a molestarte. Pero... si coloco esto por aquí... de esta manera...— Evan fue muy cuidadoso al momento de ponerle la bandita, —Sanará aún más rápido—

—Yo... si sé cómo colocar un curita sobre una herida, pude hacerlo sola. Gracias—

—Oh— Evan se detuvo y volvió a su postura.

—...No quería sonar descortés. Solo... que... ya no eres el "Guardia de Bronce". Ya no tienes la... "obligación" de cuidarnos—

—No lo hago porque sea una misión o una tarea. Quiero cuidarte— Hubo una leve pausa y California levantó una ceja en confusion... ahí, Evan se da cuenta del comentario que hizo y se corrigió a si mismo inmediatamente, —¡Cuidarlos! Quiero... quiero cuidarlos. A... Todos, ¿Sabes? A todos los de aquí...—

—Si, si. Entendí—

Podría asegurar que vi a Evan sonrojarse un poco, pero era difícil concentrarme en esa escena cuando tenía millones de pensamientos en mi cabeza.

—Vamos a sanar— Dije en voz alta, —Con tiempo, y paciencia... y con el cariño de la gente que nos rodea. Sé que vamos a sanar. Y... quizás...— Mis ojos se enfocan en el libro que Luz escribió y que ahora tengo en mis manos,
—...quizás luego veremos nuestra historia y todas nuestras aventuras plasmadas en un libro que algún día, alguna niñita va a admirar y leer buscando un refugio...—

—...buscando esperanza y fuerza para salir adelante— Asintió Eric.

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