TOH-Fusiones

22. La Zona de Bronce

Es una buena niña.
California.
Se ofreció a ayudarme a curar mis heridas, me contó que los niños del orfanato la despreciaban tanto que siempre terminaba lastimada, y tuvo que aprender técnicas para cuidar de sus cicatrices y moretones.
Pero tuve que decir que no. Tuve que negarme.
Una parte de mi quería mantener las heridas tal cual... para que sanen de manera natural, con el tiempo.
Quizás en el futuro, cuando todo este bien, podré mirarme en el espejo y ver... que sané, tanto físicamente... como emocionalmente.

—¿Cómo descubriste dónde estaba el Coleccionista?—

—El Emperador me dijo que... que... El Coleccionista quería verme—

—¿Por qué?—

—Belos no lo sabía. El Coleccionista quería hablar conmigo en privado. Y... Me dijo...—

—¿¡Hablaste con él!?—

—Más bien... Él habló conmigo—

—¿No aprovechaste para decirle algo sobre el trato? ¿Sobre el viaje en el tiempo? ¿El portal a la tierra? ¿Lo que sea?—

—¡No pude! De verdad no pude— Vi una mirada de angustia en sus ojos. Conocía bien esa mirada, yo misma la suelo tener. Supe de inmediato que algo le preocupaba, y también super de inmediato que no había pensado en el plan en el momento.

—No pudiste... porque no estabas pensando en escapar en ese momento... ¿cierto?— Cali me miró en silencio, —...Debió haberte dicho algo muy importante—

—Me dijo que podía hacer magia, que era muy poderosa. Pero... le dije que no tenía sentido, soy una humana—

—...eso me suena familiar—

—Me dijo que la magia corría por mis venas, y que podía confirmarlo al hacer Glifos. Que tenía una... conexión... diferente... con la magia y todo lo que esto conlleva—

—¿Y...?—

—Me la he pasado haciendo Glifos por días, es extraño... tiene razón pero no comprendo cómo...—

—...tal vez primero deberías comprender el Por qué, ¿No lo crees?— Me vio con una expresión de preocupación. Como si ya supiera por qué pero no quiere decirme. —Ahora ves a lo que me refiero cuando digo que hay veces en que me avergüenza admitir cosas... y... me fuerzo a guardar secretos que no debería guardar—

—Es que... Es una locura, y... no vas a creerme. Ni si quiera yo lo creo—

—Mira, estos días viajamos en el tiempo y estamos en el palacio de un villano que creí muerto porque "ve potencial en nosotras", así que... dudo mucho que no vaya a creerte. Sea lo que sea, confío en tu palabra—

California tomó aire, suspiró, cerró los ojos y dijo firmemente, —Soy una Wittebane—

Hubo un segundo de silencio.
Ella abrió los ojos solo para encontrar mi expresión de... —¿...No?—

—Eso fue lo que me dijo— Respondió

—Pero... Tú... No—

—El Coleccionista pidió verme, para decirme eso, él me...—

—No, no, no. Cali... Tu... Eres... Eres... Todo menos una Wittebane—

—El niño dijo que tenemos una conexión. El Emperador y yo. Parece que mi ¿Tatara, Tatara, Tatara... Tatara... Tatara... muchas tataras... tatara... abuela...? Era hermana de... un tal "Caleb"... y "Phillip Wittebane"—