Se acomodó en su asiento de la clases business lo mejor posible para pasar las muchas horas de vuelo que tenía por delante. Odiaba volar y llevaba casi un mes haciéndolo. Ya deseaba llegar a su casa y descansar en la privacidad de su hogar y dormir en su propia cama.
Sacó su portátil para aprovechar y revisar algunos informes, cosa que se había dado cuenta era casi innecesario, pero que se obligaba a hacerlo después de lo ocurrido con el último contrato.
Los leyó completos buscando algún error por mínimo que fuera, algo mal redactado o alguna falta de ortografía pero nada, todo era perfecto, la nueva y eficiente asistente de presidencia, por ahora, parecía estar a la altura de sus exigencias y eso que él era muy riguroso e inflexible.
Suspiró profundo rememorando todas las veces que la había llamado y hablado con ella durante la última semana. Al principio fué solo para ponerla a prueba, pidiéndole documentación y archivos que realmente no necesitaba, únicamente para verificar si de verdad era tan buena como se la había vendido Will, que afimaba que era una máquina en el trabajo y le aseguró, en más de una ocasión, que le robaría sin problemas el puesto de dirección, pero sus intenciones pronto cambiaron cuando en la soledad de sus noches, sonreía recordando lo único que conocía de ella, su voz.
Esa dulce y sexy voz que no lograba sacar de su cabeza.
En más de una ocasión se vió tentado de hablar con Will y decirle que se la describiera físicamente, pero eso desencadenaría en una serie de preguntas que no sabría responder o que simplemente no quería, ¿cómo se lo iba a explicar?
"Necesito que me digas como es, porque en las noches sueño su voz y muero por ponerle un rostro. No puedo hacer eso... Will se burlaria de mi durante semanas diciendo que ando caliente con mi asistente. Además ¿y si es un sapo? No me libraría de sus vaciles por un año"
Por alguna extraña razón se la imaginaba hermosa, con largas piernas, una melena rubia o quizás pelirroja y figura de modelo, todo un cliché de la típica secretaria de película de cine negro, aunque en esas películas se limitaban a ser un rostro bonito, y esa mujer le había demostrado que tenía cerebro. Su amigo le había dicho que era preciosa pero no podía confiar en su criterio, puesto que Will se tiraría hasta a una escoba con falda.
Más de 14 horas después por fin llegaba a su penthouse situado en el centro de la ciudad, en una de las zonas más lujosas, salió del taxi y el portero le ayudó con las maletas, abordó el ascensor y tecleó la clave numérica que le exigía para ponerse en marcha, momentos después las puertas se abrían dejándole ver su hogar.
Gruñó frustrado cuando la música, el jaleo y un montón de voces femeninas lo recibieron, avanzó con paso rendido hasta su sala de estar, donde media docena de mujeres se reían y comían snaks y chucherías mientras hablaban de vete tú a saber de qué.
_ ¡¡Legaste!! _ saltó del sofá en cuanto lo vió _ ¿porqué no me dijiste que llegabas hoy? Pude haberte ido a buscar.
_ No era necesario, vine en taxi _ le contestó seco_ ¿me puedes explicar que es todo esto? _ preguntó en un susurro _ sabes que no quiero a gente en casa.
_ Te echaba de mucho de menos _ le dijo su hermana abrazándolo por la cintura, consiguiendo rebajar su molestia _ te extrañé y tu casi no me llamaste nada.
_ Podías haberme llamado tú ¿no crees?
_ ¿Para qué? _ respondió_ ¿para que me gruñas por interrumpir una junta o alguna de tus reuniones?
_ Está bien, perdona _ besó su cabeza _ voy a descansar, procura no hacer mucho ruido y no quedes con nadie mañana, vamos a salir por ahí para compensarte por estas semanas.
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Una Voz Entre Sombras
Storie d'amoreCentrado en el trabajo no tenía ni quería nada que ver con ninguna mujer, pero cuando escuchó su voz por primera vez ya no pudo sacársela de la cabeza. Ella vivía encerrada en su oscuridad y soledad, ocultándose del mundo hasta que lo conoció a él...