Estaba soñando, seguro era uno de esos tantos sueños que tenía, en el que él le confesaba su amor y la besaba con pasión y deseo. Sólo deseaba que nada la despertara.
Cerró los ojos disfrutando del suave tacto de sus labios sobre los suyos, sintiendo su calidez y el sabor a whisky que aún permanecía en ellos. Se separaron por un segundo, solo para poder respirar antes de que atacara su boca de nuevo aún más demandante.
La agarró por la nuca acercándose más a ella, colocándose levemente sobre su cuerpo, al tiempo que metía su pierna entre las de ella, delineando sus labios con su lengua, pidiendo permiso para entrar.
Luna llevó las manos hasta su cuello, acariciandolo y enredando los dedos por las cortas hebras de su cabello, presionándolo contra su cuerpo, sintiendo como su lengua se encontraba con la suya, enredandose, jugando con ella.
John bajó la mano dibujando la forma de su cuerpo hasta llegar al dobladillo de su camiseta, acarició su muslo con la punta de los dedos hasta llegar a su nalga, tocandola con la la palma abierta y apretandola con gusto, mientras delineaba su mandíbula dejando besos húmedos hasta su cuello. Continuó acariciandola, subiendo por su cadera y cintura, llegando a uno de sus pechos, jadeó excitado al sentir la piel tersa de su seno y el pezón duro entre sus dedos, provocando que su miembro se pusiera aún más duro y palpitara con ansias.
Ella no se quedó atrás, bajando sus manos por su espalda, recorriendo cada uno de sus músculos definidos y duros hasta colar las manos por debajo de su camiseta, sintiendo su suave y cálido tacto, aspirando su aroma y abandonandose en sus brazos, deseando que la hiciera suya.
Él abandonó su cuello y regresó a sus labios con hambre, hasta que de pronto se detuvo, apoyando la frente contra la suya, con la respiración agitada al igual que la de ella.
_ Lo siento, esto... es un error _ dijo, acomodandole la ropa, al tiempo que dejaba un suave beso en su frente y apartándose de ella _ perdoname.
La deseaba, la deseaba con todas sus fuerzas, deseaba hundirse en ella más que nada en el mundo, pero era consciente de que no iba a poder darle lo que ella deseaba, lo que ella merecía, y no estaba dispuesto a lastimarla ni a jugar con ella. Se había convertido en alguien muy importante para él y era consciente de su fragilidad. Se limitó a acostarse a su lado intentando calmar su respiración y todas esas sensaciones que recorrían su cuerpo, hasta que en algún momento se quedó dormido por el efecto del alcohol.
Luna no dijo nada, se limitó a asentir al escuchar sus palabras, esas que se le clavaron en el alma al recibir su rechazo. Se acostó de lado dándole la espalda, ocultando su dolor y las lágrimas que pujaban por salir. Se mantuvo lo más serena posible hasta que escuchó su respiración pesada, indicando que se había dormido, y sin poder contenerse soltó ese llanto que la ahogaba.
"Esto es un error"
"Ya sé que esto es un error, toda yo soy un error, ¿cómo pudiste siquiera pensar que él estaría contigo? Ni siquiera borracho ha podido tocarte, la vieja tenía razón, eres miserable ¿de verdad creíste que sentiría algo por tí? No le vales ni como un polvo de desahogo, nadie te quiere y nadie va hacerlo, ya estás grande para entenderlo y tienes que asumirlo.
》Deverias aprovechar lo que te ofrece, acepta la amistad que te dá, hasta que se vaya, como lo hacen todos, pero manteniendo la guardia, así al menos sabes a lo que te enfrentas y dolerá menos cuando te vuelvas a quedar sola, porque volverás a quedarte sola..."
_ Todos se van... _ susurró quedito, de forma inconsciente antes de quedarse dormida.
A la mañana siguiente se levantó antes que él, como ya era costumbre, entró al baño y realizó su rutina diaria, para luego salir y escoger uno de sus típicos vestidos que llevaba al trabajo, se vistió y peinó como cualquier otro día, reafirmandose en ese último pensamiento de la noche anterior. Viviría día a día, afrontando lo que viniera.
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Una Voz Entre Sombras
RomanceCentrado en el trabajo no tenía ni quería nada que ver con ninguna mujer, pero cuando escuchó su voz por primera vez ya no pudo sacársela de la cabeza. Ella vivía encerrada en su oscuridad y soledad, ocultándose del mundo hasta que lo conoció a él...