❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞.
Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera.
❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A L I C E
Tengo tanto miedo de perder algo que amo que me niego a amar nada.
—jonathan safran foer
━━ ۵ ━━
AYER TOORU ME había hecho una pregunta importante, a la cual yo no había proporcionado ninguna respuesta, simplemente por el hecho de que aún no estaba lista para aceptar cuál iba a ser. Aunque en realidad sabía qué respuesta quería darle, pero no deseaba pronunciar tales palabras en voz alta. Era más fácil seguir rumiándolo en mi cabeza.
La música formaba parte de mí; siempre lo había hecho. Me gustaba componer y tocar. Desde pequeña me había lanzado en ese mundo, sabiendo firmemente qué camino quería seguir de mayor. Quería conmover a los corazones apagados, hacer saltar a los más afligidos y apaciguar a los más agitados. Y ese era el sueño que quería perseguir; un sueño solo mío.
Mi silencio fue una respuesta suficiente para Oikawa aquella tarde, y dio la conversación por terminada. Poco después lo acompañé hasta la entrada para despedirme de él y del gatito; al final se lo iba verdaderamente a quedar.
Estaba comenzando a conocer la manera de funcionar de Tooru. Él entendía bastante bien las indirectas, y nunca iba más allá de los límites que yo establecía indirectamente cuando hablábamos. Por eso era agradable conversar con él; porque no sentía que debía cumplir ninguna expectativa, o que debía contestar a absolutamente todo lo que me preguntaba. Poco a poco le estaba cogiendo afecto a esta persona que había llegado tan inesperadamente a mi vida.
—Bueno, ¡cuéntame! ¿Hace tiempo que os conocéis?
La pelirroja que tenía delante tomó un sorbo de su Coca-Cola. Me miraba entusiasmada, como si yo estuviera a punto de decir la cosa más interesante del mundo. Mi falta de habilidades comunicativas se veía compensada por su personalidad extrovertida.
—Desde la semana pasada.
—En una semana puedes llegar a conocer mucho a una persona. Mattsun y yo empezamos a salir cinco días después de conocernos. ¡Parecía como el principio de una comedia romántica!
Kaori se mordió el labio inferior sin dejar de sonreír ante la evocación de esos tiempos pasados.
—¿Cómo os conocisteis? —pregunté.
Ella se acomodó en su silla. Era como si se preparase a soltarlo todo. Noté que el entusiasmo no la abandonaba nunca.
—Fue el año pasado, en mi primer día de clase. Me equivoqué de aula y estuvimos sentados el uno al lado del otro en física. No le hablé en toda la clase, pero al final me volví hacia él y le dije: "Me he sentado aquí durante toda la clase y se suponía que debía estar en historia. He entrado en el aula equivocada, pero estaba demasiado avergonzada como para salir".
