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Prometo besarte como si fuera la primera y última vez, cada vez

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Prometo besarte como si fuera la primera y última vez, cada vez.

j.k. louis

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ALICE SE QUEDÓ mirando el mensaje que había recibido de su madre con incredulidad y cierto enfado. Se sentía traicionada y desanimada de que sus padres siguieran tan obstinados y no se alegraran por todos los esfuerzos y sacrificios que ella había realizado para llegar hasta allí.

'Alice, hemos hablado sobre esto antes. Es mejor para ti seguir una carrera más estable y donde tengas un puesto de trabajo asegurado. Tu padre y yo queremos lo mejor para ti. Eres demasiado joven para decidir qué es mejor para tu futuro. Volveremos a hablar de esto en otro momento'.

Los últimos años se había focalizado secretamente en alcanzar la meta que se había propuesto y, ahora que lo había conseguido, sus padres no se dignaban a celebrar sus logros personales con entusiasmo.

—Me esperaba una reacción más o menos así. No pasa nada —declaró, encogiéndose de hombros. Intentó que sus palabras sonaran auténticas, pero incluso a ella le parecieron demasiado falsas.

—Al final del día, eres tú quien decide —le aseguró Oikawa.

—Sí, tienes razón.

Alice dejó su teléfono boca abajo encima de la mesa baja frente a la cual estaba sentada y colocó una mano debajo de su mentón. Oikawa vio que en la funda del teléfono había algunas fotos, una con todos sus amigos y otra de ellos dos juntos. Una sonrisa se formó en su rostro y cogió el teléfono para examinarlas con más detenidamente.

—Qué bien salgo —se elogió a sí mismo, esperando provocar una sonrisa en la chica también, logrando su objetivo.

—Es una de mis favoritas —admitió Alice, aunque omitió mencionar que era porque se trataba de una de las únicas fotografías en la que había sonreído con sinceridad.

La imagen había capturado un recuerdo compartido. Había sido durante una tarde en la que Alice le había dicho a Oikawa que ella nunca salía bien en las fotografías, y él le había hecho cosquillas hasta convencerla de lo contrario. Esa tarde Oikawa le había enseñado a cómo sonreír en las fotos.

En ese instante, la puerta de la habitación, que estaba apenas entreabierta, se abrió de par en par revelando al adorable gatito maullando. Acaparó de inmediato toda la atención de Alice y Oikawa la miró jugar con el animal.

—Deberías prestarle más atención a tu novio —bromeó—. ¿No te das cuenta de que soy mucho más divertido que un animal peludo?

La mano de Alice acarició la barbilla del gato y llegó hasta su barriga. Ella rio ante el comentario de Oikawa al mismo tiempo que miraba al felino retorcerse en el suelo y ronronear.

El silencio entre nosotros || Tooru OikawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora