Aquello duró solo un instante, pero hubiera podido eclipsar la eternidad.
—boris pasternak
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EL RELOJ MARCABA las once y media de la noche. La película había llegado a su fin, y con ella, las voces de los actores se desvanecían mientras los créditos rodaban en la pantalla, haciendo que la sala de estar se sumiera en un silencio gradual.
Alice se movió para levantarse del sofá y extendió los dedos hacia el control remoto que reposaba cerca de ella sobre la mesa. Estaba a punto de alcanzarlo cuando una suave y firme presión detuvo su mano a mitad de camino.
Dos manos se deslizaron con gentileza a lo largo de sus costados, deteniendo su movimiento. Un escalofrío recorrió la espalda de Alice al sentir el contacto inesperado. Su respiración tomó un ritmo ligeramente acelerado en respuesta a la cercanía de Oikawa.
—¿Realmente tienes que levantarte ahora? —inquirió él.
Alice titubeó, indecisa, y finalmente volvió a sentarse, dejándose llevar por el leve tirón que la llevaba de regreso al sofá.
Oikawa la atrajo más hacia él, colocándola en una posición más cercana. La guio con gentileza para que se acomodara de lado en el sofá, dejando que sus piernas descansar sobre las de él.
Oikawa vio cómo su rostro estaba bañado por la luz tenue del televisor encendido, y colocó sus manos en los costados de su rostro, sosteniendo con suavidad su mirada. Había algo en la forma en que se miraban, un entendimiento tácito que se comunicaba sin palabras. Él inclinó su cabeza hacia adelante y sus labios rozaron la frente de Alice.
Ella cerró los ojos por un momento y sus músculos faciales se tensaron levemente. Su mentón se contrajo y soltó un suspiro contenido, pero sus labios acabaron curvándose.
Se hacían daño mutuamente cada día que seguían así; ambos lo sabían. Dolía, dolía tanto que sabían que tenían que parar, pero estaban más allá de lo que podrían dar marcha atrás, demasiado inmersos en un amor que les era imposible ignorar.
Ambos querían ser justos, pero la realidad era que no querían compartir su mundo con nadie más que el uno al otro.
—Vas a perder el último autobús —murmuró Alice en voz baja.
—Sería una pena. Tendría que quedarme aquí toda la noche y hacerte compañía.
La sonrisa de Alice se acentuó ante la respuesta. Las manos de Oikawa, ahora cálidas, seguían posadas en el rostro de ella mientras trazaba con un pulgar el contorno de su mejilla.
—Es tarde. Tus padres... —intentó decir Alice, pero se vio interrumpida por Oikawa antes de poder terminar su frase.
La tomó por sorpresa, sellando sus labios con los de ella en un gesto impetuoso y apasionado. El gesto dejó sin aliento a Alice, silenciando cualquier palabra que pudiera haber escapado de sus labios. Después de ese momento, Oikawa rompió el silencio.
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El silencio entre nosotros || Tooru Oikawa
Fanfiction❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞. Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera. ❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...