❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞.
Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera.
❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...
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A L I C E
Siempre pienso en ti antes de dormirme. Las palabras que dijiste, tu mirada. Las cosas de las que nos reímos, los momentos de silencio que compartimos. Y cuando sueño, sueño contigo. Porque se trata de ti, siempre se trata de ti.
—desconocido
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—Pesado, aparta. Luego ya te haré fotos con ella.
Kaori miró hacia arriba molesta cuando estuvo a punto de hacerme una foto con su teléfono y Oikawa se puso a mi lado haciendo diversas muecas.
El tiempo había pasado volando desde que habíamos llegado a casa de Kaori. Había estado disfrutando tanto que en ningún momento me había parado a comprobar la hora. No fue hasta más tarde que me di cuenta de que ya habían pasado dos horas.
No dejaba de pensar en lo feliz que todos ellos me hacían, en lo bien que me lo estaba pasando y en lo inolvidable que sería este día para mí. Me había marcado tanto, porque todo aquello era algo que antes había percibido como inalcanzable.
El móvil de Hajime empezó a sonar mientras Kaori intentaba apartar a Oikawa del plano para hacerme la foto. Me percaté inmediatamente de que cuando Iwaizumi contestó, tanto Issei como Takahiro se miraron con unas sonrisas burlonas. Estaban tramando algo, pero Tooru se les adelantó.
—Vuelve aquí, Iwa, amorcito —se exclamó él, imitando una voz femenina—. Nos lo estábamos pasando tan bien.
Hanamaki y Matsukawa no tardaron en unirse a él. Uno de ellos imitó a Tooru, poniendo también voz de mujer, mientras que Issei se divirtió a hacer ver que estábamos en un bar.
—Otra ronda para Iwaizumi. Traed más cervezas.
Hajime parecía muerto de vergüenza. Lentamente se giró hacia sus amigos que se habían puesto a gemir falsamente y apartó el teléfono de su oído.
—Atreveos a hacer un ruido más y os mato.
Los tres chicos se callaron al instante. Se instaló un pesado silencio en la atmósfera y Hajime se marchó de la habitación para ir a hablar en otro sitio. Kaori dejó escapar un largo suspiro y yo procuré no ponerme a reír.
—Eso os pasa por hacer tanto el tonto —les dijo ella—. Ya os vale.
Los chicos no parecieron afectados por el comentario de Kaori; estaban lívidos. Al parecer se habían tomado muy en serio las palabras de Iwaizumi. Quizás un poco demasiado. Hajime se preocupaba por cada uno de nosotros. El problema era que sus amigos sabían qué botones apretar para sacarlo de sus casillas.
—Te voy a prestar alguna prenda mía. No podemos hacernos fotos juntas con el uniforme del cole.
Kaori me había llevado a su habitación poco después de que Iwaizumi hubiera terminado su llamada, y estaba rebuscando en su armario ropa para las dos.
