❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞.
Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera.
❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...
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A L I C E
Fuiste una sorpresa inesperada, el momento decisivo. Nunca esperé que fueras tú, ¿sabes? Pero eres tú. Eres todo tú. Y ahora no hay vuelta atrás.
—beau taplin
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EL EQUIPO NO tardó en salir del campo. No había podido asistir a los otros partidos, ya fuera por recados que había tenido que hacer por mi tía, o porque había tenido que cuidar de Yoshi, la hija de mi vecina, algunas tardes.
Durante el breve momento de partido que había podido presenciar, había visto a ese chico 'prodigio' del que Tooru me había hablado hacía varias semanas. Había podido sentir la angustia entre ambos contrincantes durante el último punto, y ahora que Oikawa había perdido frente al equipo de este 'genio', se sentiría como si no hubiera hecho suficiente, como si nunca llegaría a superarlo. Y yo quería quitarle de la cabeza esas ideas, porque no eran ciertas.
Perdida en mi hilo de pensamientos, no me di cuenta de que Kaori se había reunido con algunos del equipo, entre los cuales estaban nuestros amigos. Me hizo un signo con la mano para decirme que se quedaba con Matsukawa y asentí.
Toda la felicidad y ansias que se habían acumulado en mi corazón al pensar que ellos ganarían se habían desvanecido como un suspiro en el aire. Me levanté del banco cuando localicé a Tooru. Iba a acercarme a él, pero lo hizo antes de que yo pudiera moverme.
—Has venido al final.
Su voz no sonaba como lo hacía habitualmente. Hablaba con un tono más tranquilo y apagado.
—Tenía que tomar una decisión, y lo he hecho. —Intenté sonreírle, pero no pude—. Lo siento por no haber estado aquí desde el principio. He tardado un poco en darme cuenta de lo que quería hacer conmigo misma.
Él se me quedó mirando y pareció estar a punto de decirme algo, pero la voz del entrenador lo interrumpió. Estaba diciendo que tenían que coger el autobús y marcharse del pabellón.
Volví a dirigir la mirada hacia Oikawa. Parecía abstraído en sus pensamientos.
—¿Después podré verte?
Estaba fuera de discusión dejarlo solo en un día como ese. Él había hecho tanto por mí, esfuerzos para hacerme feliz, como en mi cumpleaños o cuando pasó una semana preparando aquellos copos de nueve, entre muchas otras cosas más.
