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Pero debo admitir que te echo mucho de menos

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Pero debo admitir que te echo mucho de menos. El mundo es demasiado tranquilo sin ti cerca.

lemony snicket

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A MEDIDA QUE el día avanzaba, el parque se envolvía en una atmósfera serena y nostálgica que a Alice le gustaba particularmente. Sentada en el borde del estanque esperando la llegada de Oikawa, el agua se mecía en pequeñas ondas y los nenúfares flotaban delicadamente sobre la superficie.

Los patos nadaban plácidamente como pequeñas bolas de plumas que flotaban sobre el agua. Para Alice, eran una distracción bienvenida. Los veía como confidentes mudos, ofreciéndole compañía en momentos de incertidumbre. Uno de ellos se acercó y ella sonrió.

—Hola, pequeño —murmuró, con un tono suave y reconfortante. La hierba acariciaba sus tobillos, brindándole una sensación familiar—. No sé qué pasará hoy, ni si podré encontrar las palabras adecuadas. A veces las cosas se vuelven confusas entre las personas, ¿no crees?

El animal emitió un agudo graznido, como si estuviera respondiendo a sus palabras.

Oikawa la podía observar desde la distancia. Vio que Alice tenía sus ojos fijos en el estanque y sus labios se movían suavemente. Al cabo de unos segundos, se acercó con pasos vacilantes; disculparse era algo difícil. Había que tener muchas agallas, aplomo y valor para disculparse por haber metido la pata hasta el fondo como él.

Alice escuchó pasos acercándose por detrás. Oikawa se había acercado con cautela y se había sentado a su lado.

Ambos se quedaron inmersos en un silencio, dejando que el peso de las últimas semanas llenara el espacio entre ellos, hasta que él decidió romperlo.

—Alice, aunque sé que cualquier cosa que te diga no puede cambiar lo que te hice, no era mi intención hacerte daño. —Oikawa se aclaró la garganta, luchando contra la tensión en su voz—. No fui justo contigo. Te mereces alguien que te trate bien y, aunque me cueste admitirlo, sé que ese día no fui esa persona para ti.

Alice asintió lentamente y Oikawa marcó una pausa. Ella quería darle una oportunidad para explicarse en más detalle. A pesar de todo, Alice confiaba en su sinceridad y en la relación que habían construido a lo largo del tiempo. Él siempre había sido honesto con ella, y no había razón para pensar que esta vez sería diferente; el arrepentimiento en la mirada de Oikawa era palpable.

—Lo siento mucho. No volveré a echarte las cosas en cara de esa manera. La comunicación nunca ha sido mi punto fuerte, lo admito. Pero quiero intentarlo, quiero hablar contigo. Podemos discutir lo que vendrá en el futuro. Te escucharé, seré paciente. 

Alice lo escuchó con atención. Las palabras de Tooru salieron a borbotones; fue una mezcla de confesiones y disculpas entrecortadas. Cada palabra era un intento desesperado de deshacer el daño causado, de romper las barreras que habían construido las últimas dos semanas.

El silencio entre nosotros || Tooru OikawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora