❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞.
Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera.
❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...
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A L I C E
Evito mi mirada en el espejo; no tengo interés en aprender lo que se siente al encontrarse con mis ojos.
—jayson greene
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EL RELOJ POSADO sobre mi mesita de noche. Indicaba las 2:46 de la mañana. Desde que había llegado a mi casa, no había podido conseguir conciliar el sueño ni quitarme ese chico de la cabeza. Y por si no fuera poco, me había llevado su ropa conmigo. No me había dado cuenta de ello hasta que había abierto mi mochila y había encontrado mi uniforme dentro.
Mi mente no paraba de reproducir la ''conversación'' que había tenido con Tooru. Por esa precisa razón allí estaba, entre mis sábanas a las dos y pico de la mañana, mirando el catálogo de vestidos para una fiesta que seguía sin estar segura de querer ir.
—Esto es una estupidez. Seguro que me lo habrá dicho de broma.
Esa parte de mí quería creer que Tooru simplemente se había burlado de mí y que nada de esto era cierto, pero la seriedad con la que me lo había preguntado me indicaba lo contrario. Además, tampoco es que lo viera como el tipo de chico que pudiera hacer bromas de tan mal gusto.
—A ver... ¿Uno rojo? No, es demasiado llamativo. El color azul no está mal, aunque ese corte es horrible.
Mi monólogo duró por lo menos media hora, mientras deslizaba mi dedo por la pantalla de mi teléfono en busca de algo adecuado para ir a una fiesta de instituto. ¿Pero qué sabía yo de fiestas? Capaz era yo de comprarme un vestido que no fuera apropiado para esa situación y hacer el ridículo delante de mis compañeros.
Cada vez estaba más convencida de que ir no era una buena idea. Hice una lista mental de todo lo que podía salir mal ese día, y era bastante larga. Al fin y al cabo, no me había comprometido a nada. No le había dicho a Tooru que sí lo acompañaría, sino que me lo pensaría. Eran dos cosas muy diferentes, ¿no?
Apagué el móvil y lo dejé de lado. Me ardían los ojos de tanto mirarlo. Había añadido a mi cesta un vestido que me había parecido bastante mono, aunque conociéndome, a la mañana siguiente lo haría desaparecer.
No solo seguía indecisa porque ir a una fiesta no me llamaba mucho la atención, sino también porque me daba miedo. No sabía conversar con los demás. Si alguien se sentaba a mi lado, mi mente se volvía en blanco. No se me ocurría nada interesante por contar. A menos que súbitamente se interesaran a qué había comido ese día, no había gran cosa por decir.
Estaba asustada por el hecho de que Tooru acabara por darse cuenta de lo sosa que era en realidad. No era que no deseaba hablar con los demás, pero simplemente no me salían palabras.
