❝Tooru, te quiero. Mucho. Muchísimo❞.
Oikawa siempre la miraba como si ella fuera la razón por la que su corazón había empezado a latir y como si fuera la única que podría ordenarle que se detuviera.
❝ ¿Porque soy un novio superguapo y genial? ❞ p...
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A L I C E
Hablamos no solo para decirle a otras personas lo que pensamos, sino para decirnos a nosotros mismos lo que pensamos. El habla es una parte del pensamiento.
—oliver sacks
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ME AGRADABA poner mis pensamientos por escrito y después escuchar mi voz leerlo todo en mi cabeza una y otra vez.
Tooru me dijo que lo comprendía. Sí, yo sabía que de alguna manera, a pesar de que fuéramos complemente diferentes en prácticamente todo, él me entendía. O por lo menos hacía un esfuerzo. Entendía lo que era el miedo, y me dijo que todos le teníamos temor a algo.
Siempre había visto a Oikawa como una persona muy segura de sí misma y llena de confianza. ¿Él le tenía miedo a algo? ¿A qué? Pronto obtuve una respuesta, y ni siquiera necesité preguntárselo.
—Tengo miedo a ser superado.
La frase quedó allí colgando en el aire unos segundos, que se me hicieron más que eternos.
—En la escuela primaria conocí a una persona de primer año y vi el talento que tenía en comparación a mí. Puede que yo tuviera algunos años más que él de experiencia, pero su técnica y habilidad eran cosas que no tenía ninguna esperanza de obtener porque no había nacido con eso. Supe, viendo lo apasionado que era, que si seguía entrenando, algún día me superaría. Representa un símbolo de todo lo que nunca podré ser. El talento no es algo que se adquiera trabajando duro. O se tiene o no se tiene.
Veía que su pasión por el voleibol se traducía en lo duro que trabajaba para mejorar sus habilidades. Su mundo giraba en torno a ese deporte. Tooru estaba dispuesto a invertir su tiempo y trabajar duro para estar en las mismas condiciones que alguien que fuera un 'prodigio'.
No sabía qué decirle. No se me ocurría nada. Absolutamente nada. No era capaz de consolar a la gente o aportarle el más mínimo apoyo, aunque lo quisiera realmente. Intenté ofrecerle la sonrisa más gentil posible, porque eso era lo único que podía hacer.
—Gracias por contármelo. No soy la mejor con las palabras, pero se me da bien... pues, eso. Escuchar.
—Lo sé. Lo supe en el momento en el que te vi, Alice. Hay una minoría de personas a las que me gusta hablar, y tú formas parte de ella.
Eso me hizo sonreír. Muchísimo más de lo que yo hubiera querido enseñar.
