El último usuario.

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(Rean)

El clima al menos está algo mejor, recibí la llamada de Lloyd, luego su aviso de que ahora están luchando contra otro Hermano de la noche, el octavo hermano... aquel que mató a Connor.

-¡Señor! ¡La isla!-

A lo lejos la podíamos ver... espero que estén todos bien. Y que Nathan no se atreva a perder el control... puede lograrlo, confió en él.

(Nathan)

Nos detuvimos tras llevar la batalla a otro sitio un poco más espacioso pero cubierto de árboles a su alrededor. No había nadie más que nosotros, sosteníamos nuestras armas, nos miramos fijamente al punto en que... los árboles que caían, no nos molestaba, de hecho, no nos importaba.

El viento la lluvia y algunas hojas que caen nos acompañaban, mi katana con un azul oscuro, su arma con un brillo plateado y filoso que uno pensaría que se cortaría al momento de tocarla. 

En el momento en el que el árbol cae, los dos preparamos nuestros siguientes movimientos.

-Tercera postura: Chapoteo.-

Aumentaba mi velocidad para enseñarle lo que es ser veloz, saltando y logrando dañarlo varias veces sin descanso, chocaba con su arma, él logra dañarme con algunos que otros cortes, pero comparado conmigo, él tenía severos daños.

Desde que inició la pelea a mano limpia el sabe que puedo ver a través de su técnica. Concentra su maná de forma inversa, cree que al manifestar su poder creyendo que es poco, un ataque que no haría nada, cuando realmente hace un daño demencial. Claro que tiene un limite o la propia brisa del viento lo podría dañar. 

Por eso quería saber si tanto físicamente lo hace también y sí lo hace, ver luchar al profesor me hizo dudar y ahora que luche cuerpo a cuerpo con él, lo pude saber. Gracias a eso, el daño que me había hecho con sus manos no surtió ningún efecto, era como si una pluma me atacara.

Logro dañarlo gracias a quien soy realmente, los usuarios de alientos no usamos maná, sino nuestras propias habilidades físicas, voluntades fuertes que no se rompen ante nada y nadie, por eso... ¡Soy su peor enemigo!

-Respiración de la oscuridad.-me alejo y era momento adecuado para descontrolarme. No hay nadie y puedo hacer estos ataques devastadores de la oscuridad. -Séptima postura: Apocalipsis de la luna carmesí.-

La katana la muevo a una gran velocidad, lanzaba vórtices gigantes que cortan todo a su paso. Grandes cortes omnidireccionales. Formaban medias lunas rojas que dañaban a todo a su paso había llegado el fin.

Me detengo y trato de controlar mi respiración. Eso fue un gran gaste de ataque y... creo que realmente exageré con ese potente ataque que no quedó nada en pie, ni siquiera habían árboles o troncos, pero si estaba ese tipo... con daños en su cuerpo, impresionado por lo que acababa de ocurrir. 

Luego sonríe algo que me estaba extrañando, ver un poder así alguien normal debería estar asustado o sorprendido... él lo estaba por unos momentos, lo que significa...

-¡Realmente vales el esfuerzo! ¡Mi desesperación! ¡El miedo que trato de transmitirte no está resultando! ¡Eres mucho más fuerte que Connor! ¡Sí, eres realmente más fuerte que todos los que están allí! Claro, eres un usuario de los alientos, los guerreros más fuertes que existieron.-

"¿En serio?" me dije a mi mismo, eso no lo sabía. Pero no me importaba ahora. Él hablaba mientras se estaba curando sus heridas...

-¿Quieres saber lo que pasó con ellos?-

-Cállate.-le dije. -Eso puede venir después de que te dé una paliza. Adelante. Este duelo no ha terminado, señor de la desesperación.-

-Cierto.-se mueve y estaba frente a mí, aumentó su velocidad como si nada, su arma estaba por dañarme... -No ha terminado.-