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Me llevo al patio donde pudimos sentarnos y estar más en calma. Ella admiraba las flores, el cielo, los rayos del sol... Si uno se pone en su situación de estar ciego y luego recuperar la vista, es lo que haría alguien, mirar su entorno, ver todo lo que lo rodea.

-Bien pensando.-me habla Yuria. -Curar sus ojos y con eso podrás terminar esa mazmorra con mucha facilidad.-

-Solo espero que ella lo mantenga en secreto. Recuperar la vista... es algo que la magia normal no puede hacer.-le digo.

-Cierto. Algunas magias pueden recuperar extremidades perdidas o reparar huesos rotos, pero cuando se trata de recuperar la visión... es que se necesita el poder de algo que va más allá de lo normal, ni siquiera el curandero de rango S lo podría hacer.-

-Entonces... significa que este poder de sombra va más allá.- sin contar que el maná que poseen los hermanos de la noche los ayudan en recuperar extremidades, todo tiene su origen, un maná maligno que te permite recuperar extremidades y sanarte sin problema, sin olvidar que se tiene un gran poder también para controlar. En resumen este poder de sombra se podría comparar con los Hermanos de la noche o será... 

Mis pensamientos son interrumpidos cuando mi estomago comienza a pedirme comida. La doncella se dio cuenta de ello y soltó una pequeña risita.

-Estuviste durmiendo un largo tiempo, es claro que debes tener hambre. Pediré algo para tí.-me dijo.

-...Gracias. Pero antes... quiero que me hable de ellos. De esos usuarios, por favor.-le dije, el apetito puede esperar.

-De acuerdo.-

Nos paramos cerca de unas flores, cada una de un color distinto, de cada elemento como lo fue en la prueba de los Guardianes. 

-Veamos... ¿por donde empiezo? Quizás... preguntarte de lo que sabes.-

-No mucho.-le conteste de inmediato. -Solo tuve a alguien que me enseño lo básico antes de morir. Luego tuve que deducirlo yo solo y... lo logré. Solamente me dijo que yo... sería el último que quedaría.-

-Entiendo. ¿Quién era?-

-...Mi maestro o como llamarías a una figura paterna. Nunca me dijo su nombre, solo... me dijo que siempre lo llamé así.-

Hubo un pequeño silencio después, la mire para que dijera algo sobre lo que me dijo antes.

-Existieron unos pocos a los que yo conocí, cuando niña, me dieron la oportunidad de conversar y de conocerlos. Cada uno de ellos... me mostró sus posturas, eran hermosas de cada elemento que controlaban, solo pude ver el agua, el fuego y el viento. El resto... no logré verlos. Ellos murieron en batalla, yo los pude ver... estos ojos que una vez vieron y fueron cegados... vieron los horrores del conflicto, de lo que son capaces de hacer los monstruos o los clones. Estas cicatrices me dolían... lloraba como una niña.-ella se abrazaba a mi brazo, sentía su fragancia y como cada vez movía su mano para tomar la mía. -Las personas somos débiles, en el fondo... de tanto poder... por dentro podemos llegar a ser débiles... solo necesitamos a alguien que nos entienda... a alguien que podamos confiar y compartir nuestro dolor.-

-...- Al final de todo... detrás de esa belleza oculta una gran carga. -Por eso quería conocerme, ¿no es así?-

-Si. No quería que alguien tan joven y que sea el último que domina tal habilidad muriera. Ellos fueron asesinados por proteger algo importante. Nunca lo supe, quizás algo que nos traiga esperanzas a todos, algo que salve el mundo de esta maldad que lo invade. Pero que una mujer que aún no pueda blandir una espada en la batalla... que siga buscando una salvación...-

-No hay nada de malo en aferrarse y sentirse inseguros a los demás.-la interrumpo. -Solo escucharla, puedo percibir su inseguridad, que tiene un alto cargo y le cuesta llevarlo.-

El último usuario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora